"Para Tod@s, Todo. Para Nosotr@s NADA" web de solidari@s con la insurgencia chiapaneca y las luchas indigenas en Venezuela y otras partes

3 ene 2016

Las autodefensas indígenas se levantan al sur de Venezuela

Militares

A orillas del río Paragua, en el estado Bolívar, un grupo multiétnico de aborígenes desarmó a los militares y enfrenta al crimen organizado
Desde que hace cuatro años, la tarde del 27 de octubre de 2011, centenares de indígenas sometieron a 22 comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército que se habían dedicado a explotar el oro de la mina Toronó, a orillas del río Paragua en el estado Bolívar, se desencadenó la secuencia de hechos que daría origen a la comunidad de Musukpa y su virtual independencia del Estado venezolano.
Hoy sus habitantes explotan la mina Toronó por su cuenta y de acuerdo a reglas que ellos mismos definieron. Cobran tributos para sufragar los gastos de salud y educación.
Y organizan, bajo el asedio simultáneo y asimétrico de cazadores de fortuna y de la estructura del Estado, rondas de seguridad.
DESPIERTA EL CAMARÓN
Musukpa significa "camarón" en idioma pemón. Un cartel tallado en madera y atado a un árbol, anuncia la llegada a la comunidad de Musukpa. A primera vista se abre una extensa porción de selva deforestada. Amplios bancos de arena, imposibles de abarcar de un solo vistazo, cubren el área. Encima corren largas mangueras que trepan por plataformas construidas de manera rudimentaria con troncos y pedazos de madera.
Son todos rastros de la minería. Aunque los pobladores sean indígenas, ya no practican la extracción artesanal. No hay conuco. La demanda de casabe se satisface con compras a comunidades vecinas. Musukpa es además una rara muestra de heterogeneidad. En ella conviven miembros de diferentes etnias del sur: pemones, yekuanas, chirianas, kurripakos y arawacos. También hay criollos en las 30 familias del lugar.
Musukpa se rige por un estricto compendio de normas de convivencia de 10 capítulos y 76 artículos, que ordena todos los aspectos de la vida comunitaria, desde el trabajo minero hasta el ingreso de visitantes.
La Ley Comunal, en su capítulo IX, establece un Fondo Social a cargo de una comisión especial elegida por el Consejo indígena, responsable de administrar los recursos económicos aportados por los dueños de máquinas, quienes cada semana deben declarar un reporte de ganancia y destinar un diezmo a la comunidad.
Todos los comerciantes, paleros y compradores de oro también están obligados a dar un aporte destinado a la autogestión.
A esa ley de facto se oponen las ordenanzas del criollo. En especial el Decreto presidencial 8.413, con "rango, valor y fuerza de Ley Orgánica" ­ Chávez lo firmó investido de poderes habilitantes­, que en septiembre de 2011 otorgó al Estado el monopolio de la exploración, explotación y comercialización del oro. Apenas dos meses después, ocho capitanes indígenas ­entre ellos, Alexis Romero, el activista pemón que en octubre del mismo año había lidiado con el coronel Cortez el desenlace de la escaramuza en la mina Toronó­ introdujeron un recurso de nulidad del Decreto.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) rechazó el recurso. En un solo plato, le dijo a los habitantes de los territorios en proceso de expropiación que no tienen derecho a decidir sobre sus propios entornos.
La precariedad legal no es la única debilidad que amenaza dar al traste con este experimento de autogobierno, que no de utopía. La más acuciante puede que sea el acecho de los maleantes que se han hecho fuertes en la zona.
LA SANGRE EN EL RÍO
Aunque desde 2005 se registran hechos de violencia alrededor del surgimiento de grupos irregulares que tomaron las minas en el sector Kilómetro 88 del municipio Sifontes, y El Manteco, en el municipio Piar, todos los testimonios coinciden en fechar el punto de quiebre entre el Estado y la comunidad a finales de agosto de 2013. Entonces desapareció Teodoro Osman, originario del sector de Bethel pero que tenía campamento en Musukpa. Su cuerpo se encontró dos semanas después, flotando en el río cerca del salto Uraima. El cadáver sirvió de aviso para que los pobladores se enteraran de que en La Paragua ya se aplicaba la ley del "sindicato".
El 21 de enero de 2014, casi cinco meses después de la muerte de Osman y tras numerosas reuniones internas, los pobladores emitieron un informe en Asamblea General, en el que dan cuenta de la presencia de grupos foráneos que portan armamento militar en sus territorios y realizan "extorsión, ultraje a mujeres, amenazas, secuestro y asesinatos". El asesinato de Osman y el deterioro de la seguridad en la zona de La Paragua coincidieron, llamativamente, con el retiro de las fuerzas militares hasta entonces estacionadas allí y el abandono de un punto de control ubicado a metros del Puerto Uraima, donde se encontró el cuerpo.
Uraima ­puerto, paso, salto e isla­ es un punto clave del río. Se trata de un trecho de casi un kilómetro que se recorre en vehículos de tracción en las cuatro ruedas y bordea los rápidos. El lugar también tiene fama como meca mundial de la pesca deportiva. Cerca, se encuentra la más reciente y productiva bulla, como se conoce a las inmigraciones súbitas y en tropel que ocurren cuando se corre la voz de un nuevo filón de oro. El nombre de la mina es Manaza. Queda rumbo al sur, hacia el alto Paragua, cerca de Musukpa y del abandonado punto de control militar. Manaza es todavía la mina más activa de la cuenca del Paragua. Todos los días siguen llegando aventureros. Pero en 2012, cuando la noticia de su riqueza empezaba a esparcirse, logró atraer a miles de personas. Un enfrentamiento entre grupos armados dejó ese año seis personas muertas. Dos bandas, la de Los 24, por un lado, y la de Marco Polo, por el otro, se disputaban el control de la zona. La refriega forzó a una intervención militar.
Quien tiene la llave de Uraima controla el tránsito por el Paragua, vital para las comunidades ribereñas. En 2013, un incidente allí dejó muy en claro hasta dónde llegaban las ambiciones de las bandas irregulares.
Un grupo de 15 maleantes se apoderó del paso. Al final, entre amenazas de agresiones, los indígenas consintieron Es verdad que los gobiernos de la autodenominada Revolución Bolivariana ­una de cuyas banderas es la sensibilidad oficial hacia los pueblos originarios­ ha reconocido el problema.
Como también lo es que no acierta en proponer e implementar soluciones.
Tres días después del manifiesto hecho público por los indígenas en enero de 2014, el entonces ministro de Interior, general Miguel Rodríguez Torres, reconoció la existencia de mafias que tomaron las minas, durante una visita al estado Bolívar. "Aquí tenemos un problema, hay algunos grupos que se hacen llamar sindicatos y en realidad son bandas armadas que se dedican a la extorsión". Durante esa visita, en una jornada que el gobernador Rangel Gómez calificó de "ejemplar", se prometió la creación de grupos especiales para la "neutralización de esas bandas que están haciendo prácticamente lo que les da la gana". Pero un año y medio después, la realidad no cambió casi en nada. Todavía en el reciente mes de junio de 2015, Rangel Gómez declaraba que se disponía a ir "con la firme decisión y todas las fuerzas para normalizar una situación que han generado los diferentes sindicatos mineros que tratan de tomar control de la zona con la minería ilegal".
En la cronología de hechos que dieron lugar a la virtual independencia de Musukpa ocupa un puesto destacado el comunicado del 21 de enero de 2014. Aunque entonces fue el equivalente de un grito de "Ya basta" por parte de la comunidad, terminó siendo una suerte de título fundacional para Musukpa y sus pretensiones sobrevenidas de enclave autónomo. Una suerte de república independiente.
Como en la región empezaba a imponerse, por sobre las normas del Estado venezolano, la ley del más fuerte, el texto incluyó un fragmento que no fue ni bravuconada ni simple amenaza. Los indígenas se preparaban para defenderse a sí mismos.
"De no asumir las instituciones de seguridad, nos veremos en la obligación de organizarnos para la defensa de nuestros derechos y combatir la inseguridad en nuestros territorios", dice el documento.
Y también: "Se tomará el Puerto de Uraima en donde se establecerá una brigada de seguridad para fortalecer los mecanismos de seguridad interna en las comunidades".
En enero de 2014, se dio por inminente la conformación de autodefensas.
Los indígenas plantearon el mantenimiento de estos grupos por autogestión con aportes económico de comerciantes, transporte fluvial, visitantes, dueños de máquinas, paleros y obreros. En el decisivo documento de esa fecha argumentan que los pueblos indígenas tienen un derecho de autonomía que les permite asumir su propia seguridad y justicia comunitaria. Dejan claro que la acción nace del vacío institucional, el abandono y la omisión de las autoridades de ejercer sus obligaciones en materia de procuración de justicia y seguridad. Y destacan: "Ratificamos nuestro deseo de que nuestras tierras y comunidades no sean refugios de delincuentes, mucho menos que la llenen de sangre, queremos ser hombres y mujeres libres e independientes".
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Edo. Delta Amacuro: La actual realidad de los Warao y los "derechos indígenas" que solo existen en la papelería legal























Minerva Vitti
“Los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral que considere sus prácticas y culturas,” dice el capítulo VIII la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. “El Estado reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias, con sujeción a principios bioéticos.”. De lo anterior se entiende que los servicios de salud deben ser adaptados a las particularidades culturales y a las necesidades de cada pueblo indígena. No es el único lugar donde aparece ese compromiso. Figura en alguna forma dentro de la exposición de motivos de la misma constitución y la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, además del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo o Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, el que Venezuela ratificó en 2002.

Sin embargo, el derecho a la salud indígena es vulnerado por las autoridades ante las múltiples deficiencias que presentan los ambulatorios de las 345 comunidades ancladas en los caños del Delta del Orinoco, ubicado al este del país. Dentro de esta región se encuentra San Francisco de Guayo, ubicado en el municipio Antonio Díaz del estado Delta Amacuro. En este lugar se encuentra asentado el segundo grupo de mayor población indígena a nivel nacional, el pueblo indígena warao, que representa el 7 % en Venezuela, después del 58 % integrado por el pueblo wayuu en el estado Zulia, ubicado al oeste del país.

Este pueblo de aproximadamente 3000 habitantes cuenta con un hospital rural llamado “Hermana Isabel López”, en el que la crisis en la atención a la salud de las comunidades indígenas es fácil de constatar.  Los generadores eléctricos del hospital están dañados desde hace varios meses y los repuestos para su reparación no pueden conseguirse en Venezuela debido a la crisis de importación de diferentes equipos eléctrictos. Esto hace que el lugar dependa de la planta del pueblo que brinda un servicio muy irregular.

Hace varios días uno de los habitantes de la zona denunciaba que tenían 20 días sin luz. Los médicos deben atender muchas de las emergencias con velas y más de un niño ha muerto, especialmente por síndrome de meconio, en el que los recién nacidos mueren al inhalar sus primeras heces durante el parto, pues muchas veces al momento del alumbramiento se ha ido la luz en el hospital.

Las limitaciones de recursos para llegar a los hospitales se ha traducido en la muerte de muchos indígenas de la comunidad warao. Uno de estos recursos es la ambulancia fluvial de Guayo, único modo de llevar pacientes en emergencias a la capital del estado para ser tratados. La ambulancia fluvial del hospital también está dañada. En una ocasión debieron trasladar a un bebé de seis meses con un cuadro diarréico fuerte hasta el hospital en Tucupita, a cinco horas de navegación dependiendo de la potencia del motor y la marea. El traslado fue imposible. El doctor y los familiares tuvieron que resignarse. Otro caso fue el de un niño warao con un cuadro de tuberculosis, que murió al no ser trasladado a tiempo a Tucupita, la capital del estado.

El Hospital Hermana Isabel López tampoco escapa de la escasez de insumos médicos. Entre los numerosos insumos médicos a los que no se tiene acceso, están los jelcos pediátricos, un catéter que se introduce en el tejido o la vena para extraer sangre, inyectar fármacos, o hacer drenaje de líquidos. Como alternativa, los médicos deben utilizar jelcos hechos para adultos que provocan un gran dolor en el niño e incluso atraviesan parte del hueso. Sin embargo, no hay otra alternativa en casos de deshidratación, el resultado sería mortal. Otro medicamento escaso es la crema azufrada, importante para controlar la escabiosis noruega o sarna, muy común en el lugar.

A todo esto se agrega que en octubre de 2014 se dañó la nevera para refrigerar las vacunas, así que lo niños tampoco están siendo inmunizados. De acuerdo con una habitante de San Francisco de Guayo:
<<Aquí ni siquiera donan medicinas, pero sí vienen a buscar su voto […]. Ni siquiera tenemos luz para conservar nuestra comida, pero estoy segura que habrá luz [durante] las elecciones y [no] después. La gobernadora prometió dar una ambulancia fluvial y un transporte para la comunidad y aún no ha llegado nada […] Si a nuestros mismos líderes indígenas no les duelen nuestros hermanos, qué van a sentir los demás hacia nosotros>>.

La misma situación se repite en el Centro de Salud Dr. Luis Gómez, ubicado en la comunidad de Nabasanuka (también en Delta Amacuro), donde la falta de insumos médicos y la ausencia de ambulancia fluvial, hacen que las muertes de los waraos se incremente. Las medicinas que hay son las que llevan los médicos rurales y pasantes de medicina que van a trabajar y que consiguen por donación: “Si ellos no vinieran aquí no habría nada”, dice uno de los enfermeros. De acuerdo con el testimonio del dirigente y representante de la comunidad, el señor Conrado Moraleda, el último caso fue el de una madre indígena en avanzado estado de gestación. El traslado inmediato no fue posible, no se contaba con servicio de ambulancia. El resultado fue la muerte de la tanto de la madre como del bebé.

Las penurias de estas comunidades puede verse en un plano macro como una amenaza grave, pero silenciosa. La falta de políticas públicas efectivas en el área en salud hace que estas personas y sus saberes ancestrales estén en permanente riesgo de desaparecer. Del mismo modo, las limitaciones que viven estas comunidades se conectan también con otros problemas que forman un tronco común, y que forman una lamentable característica común con otras comunidades indígenas de América Latina.

[Tomado de https://es.globalvoices.org/2015/12/22/las-duras-condiciones-de-la-comunidad-warao-en-venezuela-evidencia-que-los-derechos-indigenas-existen-solamente-en-la-constitucion.]

Colombia: El despojo como origen del conflicto por la tierra en el Cauca


Por Pedro Augusto Garcia Leal
- La situación actual de los pueblos indígenas del Cauca, quienes se han visto obligados a vivir en las tierras altas de baja productividad, tiene origen en el despojo histórico realizado por la clase terrateniente.
Pese a que la práctica del despojo contra los pueblos indígenas ha sido constante desde la colonia, es posible distinguir en este largo proceso tres momentos centrales. El despojo de tierras en el periodo colonial para el establecimiento de haciendas desde el siglo XVII, cuando cesan los grandes esfuerzos bélicos de las comunidades indígenas del Cauca y sur del Tolima por expulsar al invasor español, el último de ellos registrado para 1656 (1)
La expansión terrateniente de finales del siglo XIX hasta entrado el siglo XX, para entonces familias latifundistas del Cauca como los Mosquera, los Zambrano, los Valencia y los Arboleda, detentaron títulos de propiedad sobre terrenos ancestrales de los pueblos indígenas, pese a que la ley 89 de 1890 garantizó el carácter no enajenable de las tierras de los resguardos. El mecanismo para el logro de estas propiedades fue la ilegalidad y la violencia (2).
Por último, para la mitad del siglo XX, se combinaron distintos factores que desembocaron en un nuevo momento de usurpación de tierras indígenas. Por un lado la violencia de los años 50 permitió el aumento de la propiedad terrateniente del Norte del Cauca. En los años 60 las políticas de modernización agraria y el aumento internacional de la demanda de azúcar colombiano, generado por el bloqueo a la comercialización de la producción cubana a raíz de la revolución de 1959, permitió el aumento y la consolidación de los cultivos de caña en el Norte del Cauca, lo que implicó un nuevo ciclo de expropiación de tierras indígenas (3).
La historia que explica la manera como las tierras bajas del Cauca se encuentran hoy bajo títulos de propiedad de grandes terratenientes e ingenios, da clara cuenta de la ilegitimidad del origen de estas propiedades, sustentadas en la violencia como mecanismo que permitió la concentración de la tierra y la acumulación necesaria para la posterior reproducción del capital. En contra, la lucha de las comunidades indígenas no es por la apropiación privada de estos territorios, el movimiento busca que las tierras entren a formar parte de los territorios colectivos de los resguardos.
La manera como las comunidades indígenas Nasa asumen la propiedad de la tierra señala un proceso histórico de construcción de identidades colectivas que los distingue del movimiento campesino. Si bien ambos movimientos luchan por la tierra en contra de los monopolios latifundistas, sin embargo el movimiento campesino busca la titulación en parcelas privadas, mientras que la pertenencia cultural del movimiento indígena, como pertenencia a una comunidad de origen ancestral, con lengua, cosmovisión, formas de gobierno e historia propia, hace que se acentúen las tendencias a la colectivización y la vida comunitaria. De allí que los indígenas que lucharon contra el terraje en los años 70, se negaron a aceptar los planes presentados por el hoy liquidado Instituto Colombiano para la Reforma Agraria INCORA, en donde se quiso establecer la entrega de tierras bajo la creación de cooperativas o empresas de producción campesinas, sin integrar estas tierras a los resguardos (4). Su resistencia a los planes del INCORA señala que las demandas indígenas no se limitaban sólo a la entrega de tierras, sino que la memoria indígena operaba en la forma de reconstrucción de los resguardos.
La propiedad de la tierra es la base de la dominación sobre el trabajo indígena. Cuando en mayo de 1851 se terminó oficialmente con la esclavitud, la libertad para las comunidades afro e indígenas fue sólo de papel. Los terratenientes del Cauca se negaron a perder la fuerza de trabajo indígena, por lo que se estableció el terraje como forma de explotación servil, en donde las comunidades se vieron obligadas a pagar con trabajo el derecho a vivir y cultivar en sus propias tierras despojadas por las haciendas. El trabajo tributario que los indígenas tenían que darle al hacendado consistía normalmente en largas jornadas de más tres semanas al mes, mientras que el tiempo restante podían dedicarlo a labrar una pequeña parcela dedicada al autoconsumo. Por su parte las mujeres debían prestar servicios como servidumbre en la casa de la hacienda.
Dado que el terraje, como la desarticulación de los resguardos, encontraron su origen en el problema de acumulación de la tierra a través del despojo, los dos primeros puntos de la plataforma de lucha del CRIC en febrero 24 de 1971, y que aún hoy continúan vigentes, son recuperar las tierras de los resguardos y ampliar los resguardos, pues sólo de este modo las comunidades indígenas podrán dar cumplimiento al mandato espiritual de proteger y preservar la madre tierra, como garantizar la seguridad alimentaria de las generaciones venideras.
La figura del terraje dominó las haciendas del Cauca desde la segunda mitad del siglo XIX hasta el inicio de las luchas de los años 70 del siglo XX, articuladas alrededor del CRIC. El no al terraje constituye el punto 4 de su plataforma de lucha.

La situación actual de concentración de la tierra

La reacción de los gremios vinculados a la gran producción agraria, después de iniciado el proceso de liberación en Corinto, en diciembre de 2014, no se hizo esperar, Isabella Victoria, directora ejecutiva de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Cauca SAG, afirmó que los indígenas han recibido cerca de 721.000 hectáreas. “Eso es -según sus palabras- una cuarta parte del Cauca” (6) . La SAG, que aglutina al exclusivo grupo de grandes propietarios de la tierra en el departamento, se opone a cualquier nueva ampliación de los resguardos en las zonas bajas porque, según ellos, los indígenas tienen demasiada tierra. Lo que coincide con la posición tomada por el alcalde de Corinto, quien lleva acabo una agresiva campaña para que mestizos y afros rechacen el resguardo indígena.
Pero las verdades a medias son otra forma de mentir. Es cierto que los resguardos de las diferentes comunidades indígenas que habitan el Cauca, entre ellos las comunidades Nasa, Mizak, Eperara, Ambaló, Guanaca, Inga, Kokonuvo, Kokonuco, Polindara, Totoró y Yanacona, alcanzan las 721.000 hectáreas, sin embargo de estas tierras 252.000 hectáreas pertenecen a reservas forestales, 75.000 hectáreas son paramos no explotables, mientras que 25.000 hectáreas son tierras improductivas. De las tierras que pertenecen a los resguardos solo 91.000 hectáreas son aptas para cultivos (7), de manera que la distribución de tierras cultivables entre las comunidades indígenas sólo llega a 0,37 hectáreas por persona (8), lo que constituye una difícil situación para la seguridad alimentaria de estas comunidades.
El informe del 2009 realizado por el IGAC registró, del 2000 al 2009, una tendencia marcada a la concentración de la tierra en pocos propietarios. El 85.4% de los propietarios del Cauca sólo poseen el 26,03% de la tierra, en pequeñas extensiones de micro y minifundio, mientras que el 7,8% de propietarios posee el 60,22% de la tierra, de ellos el 0,52% de propietarios domina el 15,63% de la tierra (9). Ahora, gran parte de la tierra del Cauca está clasificada de baja y muy baja fertilidad, solo el 3% de la tierra está clasificada como de alta fertilidad, 25% fertilidades bajas y 32% muy bajas, de allí que la presión que ejercen los terratenientes cañeros y la multinacional Smurfit Kappa Cartón de Colombia por la posesión de las tierras de mayor fertilidad, ha devenido en un nuevo proceso de expulsión de las comunidades indígenas, afro y campesinas, confinadas en las tierras altas no productivas. Así, en municipios como Cajibío, Sotará y Timbío, en donde las comunidades mantenían cultivos transitorios de café, caña panelera y sorgo, poco a poco la gran industria de la caña los ha desplazado a las laderas de las cordilleras (10).
La lucha de las comunidades indígenas Nasa por la liberación de la tierra involucra reivindicaciones ancestrales que hacen parte de una autentica cultura de la resistencia, con una historicidad y una cosmovisión propia que no puede ser confundida con los procesos de lucha campesina. Sin embargo, dadas las dinámicas del conflicto actual por la tierra, los procesos de liberación pueden ser interpretados como un conflicto de raíz étnica que se entrecruza con conflictos de clase por la tierra. Su lucha tiene por destino salir del confinamiento de las tierras altas, bajar a las zonas de mayor productividad, vencer el monopolio de la industria cañera y recuperar los territorios ancestrales para garantizar la seguridad alimentaria de las generaciones venideras. Y es allí, en la lucha contra la expansión terrateniente, en donde se encuentran las posibilidades de articulación entre los movimientos indígena, campesino y afrodecendiente del Cauca, proceso que se ha venido entretejiendo desde los años 70 y que, con la articulación de las comunidades afro descendientes y el movimiento indígena en la liberación de Lopez Adentro en 1984, como con la acción conjunta de indígenas y campesinos por la liberación de la hacienda la Emperatriz en el municipio de Caloto, iniciado desde el 2005, se trata de un complejo proceso de articulación regional que aun continua su marcha.
Notas
(1) Bonilla Víctor Daniel. Historia política del pueblo Nasa. Ed ACIN. 2014.pg18.
(2) Uribe Vasco Luis Guillermo. Quintín Lame. Resistencia y Liberación. Ed Tabula Rasa. Bogotá – Colombia, N° 9 julio-diciembre 2008. Pg. 373.
(3) Peñaranda Daniel Ricardo. La organización como expresión de resistencia. En Nuestra vida es nuestra lucha. Centro de Memoria Histórica. Ed Taurus. 2012. pg21.
(4) Findji María Teresa. Movimiento indígena y recuperación de la historia. Buenos Aires, Alianza Editorial/FLACSO, 1991.pg131.
(5) Las tierras que tienen alta la tensión en el Cauca. 12 de marzo del 2015. El Tiempo.
(6) Mondragón Héctor. Cómo encadenaron a la madre tierra y a la gente. Una historia del norte del Cauca. Grupo Semillas, Revista 34/35, 2008.
(7) Análisis de la posesión territorial y situaciones de tensión interétnica e intercultural en el departamento del Cauca. Universidad Javeriana. Diciembre 2013.
(8) Mondragón Héctor. Cómo encadenaron a la madre tierra y a la gente. Una historia del norte del Cauca. Grupo Semillas, Revista 34/35, 2008.
(9) Atlas de la Distribución de la Propiedad Rural en Colombia. IGAC 2009.
(10) Análisis de la posesión territorial y situaciones de tensión interétnica e intercultural en el departamento del Cauca. Universidad Javeriana. Diciembre, 2013.
—- Fuente: Portal Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207389

1 ene 2016

Colombia: Grupo armado asesina a cinco indígenas en La Guajira

asesinato-0Foto: La Razón de Colombia
– Desde el año pasado indígenas denuncian hostigamiento de invasores. 
Servindi- Cinco indígenas wayúu de la comunidad Puwaimana, en el departamento de La Guajira, en el Caribe colombiano, fueron asesinados por actores armados por causas que tendrían que ver con la ambición de tierras para el narcotráfico. 
Según informa el diario El Espectador, el ataque se dio la madrugada del domingo 27 de diciembre cuando un grupo de hombres que portaban armas de fuego atacaron la comunidad, acabando en el acto con la vida de Santiago González, Carlos González e Israel González.
En tanto que las otras dos víctimas de la arremetida, identificadas como Rubén Castillo y Darío Castillo, fallecieron camino a una clínica del Municipio de Maicao.

Hecho se pudo evitar

Nancy Pushaina González, lideresa de la comunidad, contó al citado medio que desde el 2014 se encuentran amenazados por invasores que actúan cerca de sus territorios en áreas donde operan “laboratorios de cocaína y pistas de caballos”.
Detalló en ese sentido, que ya ha puesto denuncias ante las autoridades del distrito de Río Hacha, capital de La Guajira, pero que a la fecha éstas no han implementado ninguna acción.
“Yo ya pedí protección, pero no hacen nada. Yo les dije a las autoridades, al Coronel de Riohacha, que nos estaban amenazando por las tierras, por el laboratorio de coca que tienen cerca, por la pista. Incluso por envenenamiento, pero no hacen nada”, declaró.
Cabe precisar que otra versión de lo ocurrido apunta a que los ataques se habrían dado entre grupos del mismo clan. Así lo reportan algunos medios.
Pushaina pidió se investigue exhaustivamente lo sucedido. “Es lo único que puedo esperar, ya no tengo familia. No aguanto lo que me están haciendo”, dijo la dirigente que perdió el año pasado a un familiar producto de los continuos ataques de los invasores armados.

Problema social silencioso: suicidios de jóvenes indígenas en Loreto


Por Sonia Condori Sánchez
- La madrugada del 28 de enero del 2015, Rita Catashunga, alertada por sus vecinos de la ciudad amazónica de Nauta, corrió del puerto hacia su casa. Ahí encontró a la policía, la fiscalía y un cuadro estremecedor al ver muerta a su hija de 15 años. “Dorita” se había suicidado.
Este  caso se suma a otros reportes de suicidios de adolescentes en Nauta e Iquitos. Nauta está a 100 kilómetros de Iquitos, en la región de Loreto, al noreste del Perú.
La mayoría de la población de Nauta es de la etnia Kukama. Los pobladores tienen una conexión muy estrecha con el río, pescando desde sus canoas, sembrando y cosechando cultivos como yuca y arroz, y cuidando los espíritus que habitan en las profundidades del río. Con estas actividades, mantienen la unidad y el equilibrio.
Sin embargo, en los últimos años la vida en Nauta se ha modificado. Los cambios rápidos en la vida de los jóvenes indígenas son un factor relevante en los suicidios.
Óscar Espinosa, antropólogo  de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), estudia los suicidios en Loreto desde el 2005 y ha identificado posibles causas de lo que sucede en Nauta.
“Son un conjunto de factores  que están presionando: el derrame de petróleo (de barcazas o pozos petroleros), la empresa maderera, la delincuencia, el narcotráfico, la prostitución, etc. Antes Nauta era un lugar tranquilo. Solo vivían los que estaban ahí. Ahora hay mucha gente que viene de  otras localidades amazónicas, y llevan sus costumbres, droga y basura. Hay un choque entre lo urbano y lo indígena”, dice Espinosa.
Según el psicólogo del Centro de Salud de Nauta Omar Peixoto, “hay que tomar en cuenta el problema de la contaminación en Nauta, las empresas petroleras no han cumplido con la remediación ambiental. Cuando se extrae el petróleo, el agua sale tres veces más salada que el agua de mar y si se vierte sin purificar en las cochas y los ríos, causa problemas en el ecosistema y en las personas que utilizan este tipo de agua. Eso genera un malestar en la población”.
Este nuevo contexto crea inseguridad e incertidumbre en los jóvenes indígenas.
“Antes los jóvenes indígenas sabían que se dedicarían a la chacra o a la pesca como sus padres o abuelos. Tenían un rol definido. Ahora no hay repuestas claras y eso incrementa la sensación de no saber qué hacer en este nuevo escenario”, dice Espinosa.

Faltan registros de casos

Los casos de suicido en Nauta se presentan con notoriedad desde el 2001. En ese año se reportaron aproximadamente tres suicidios de adolescentes. Pero la etapa más crítica fue en el 2008 con aproximadamente 32 a 40 suicidios.
El doctor Néstor Aguilar, psiquiatra del Hospital Regional de Loreto, ha estudiado los casos de suicidio en Nauta desde el 2008 y afirma que “los adolescentes, principalmente mujeres, desarrollan un trastorno disociativo de posesión”.
Este trastorno está relacionado a un trance de posesión que consiste en “la sustitución de la identidad personal por otra, atribuida a la influencia de un espíritu, poder, deidad u otra persona”, según se explica en la Cuarta Edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA).
Para el doctor Aguilar este trastorno puede ser catalogado como un Trastorno Mental Cultural, ya que es producido por estresores psicosociales y culturales como marginación, discriminación, pobreza, abandono, violencia y abuso sexual.
“Lo llamativo de este trastorno es su presentación casi epidémica. En un momento un adolescente presenta el cuadro y en cuestión de minutos otros adolescentes resultan con la misma sintomatología”, agrega Aguilar.
A principios de setiembre se registraron otros tres casos de suicidios de adolescentes —una joven de 13 años y dos muchachos de 15 años— en Punchana, un distrito de Iquitos. “Es un problema frecuente”, dijo Miguel Cadenas, párroco de la Parroquia La Inmaculada en Punchana.
A pesar de la persistencia del problema, el Ministerio de Salud (MINSA) no cuenta con un archivo actualizado de datos sobre suicidios. En la última data del período 2009-2013 solo aparecen registrados siete suicidios en Loreto.
Marco Bardales, integrante de la Oficina General de Estadística e Informática del MINSA, señala que en este mismo período “no se han registrado muchos casos de suicidio en el departamento de Loreto, debido probablemente a la existencia de un alto porcentaje de subregistro de las muertes”.
Tampoco se tiene ningún Estudio Epidemiológico de Salud Mental de comunidades indígenas o etnias como las Kukama, Chayahuita, Achual o Jíbaro, a pesar de que en el último censo del 2007 que realizó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) se mostró que la población nativa amazónica representaba un 11.9% de la población total de Loreto.

Perspectiva cultural ausente

En el 2004 el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, uno de los dos hospitales de salud mental que existe en el Perú, desarrolló el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Peruana en la zona urbana de las ciudades de Iquitos, Pucallpa y Tarapoto. Este estudio demostró que estas ciudades tenían una frecuencia de vida de trastorno psiquiátrico más altas. Específicamente en depresión y ansiedad.
En el 2009 este instituto realizó un Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Rural concentrándose esta vez en el área rural de Iquitos y Pucallpa. Los resultados evidenciaron que los trastornos clínicos más frecuentes fueron la fobia social y la depresión moderada a severa entre los adolescentes, en el cual 15.1% alguna vez en su vida presentó deseos de morir y el  0.6% había intentado suicidarse alguna vez en su vida.
“No se cuenta con un marco teórico ni los instrumentos apropiados. Además, faltan más estudios antropológicos y sociológicos para poder ingresar a las comunidades indígenas. Es un área completamente virgen, eso lo hace más complicado”, explica  el doctor Javier Saavedra, director ejecutivo de la Oficina de Apoyo a la Investigación y Docencia Especializada del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi.
En un estudio sobre el suicidio en la juventud indígena de los pueblos Awajún en el Perú, Guaraní en Brasil y Embera en Colombia, realizado por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF) en el 2012, se observó que el  enfoque occidental y el diseño de los instrumentos convencionales “tienen limitaciones”, por ello en esta investigación “la metodología se centró en el trabajo directo con grupos de jóvenes de las comunidades”.
“El análisis de este tema es más viable desde una perspectiva cultural y no tanto desde una perspectiva psiquiátrica y psicológica. Por ejemplo cuando un adolescente awajún se suicida, la causa no necesariamente es la depresión. Esa ecuación entre suicidio y depresión en el mundo awajún no vale. Sin embargo, el personal médico dice que el suicidio es por un cuadro de depresión”, señala Espinosa.
Además es necesario que se pueda replantear la forma del tratamiento médico.
“Si se enferma una persona del apellido Kukama, todo el apellido es el que sufre y por ende todo el apellido debe involucrarse en la curación del enfermo. El tratamiento es integral y no individual”, indica el párroco Cadenas.
En el momento del traslado del cuerpo de “Dorita” de Nauta a la Morgue Central de Iquitos, un profesor del colegio Miguel Grau de Nauta, acusó a Catashunga de maltratos físicos contra su hija. Pero él no mostró pruebas, y los vecinos de la madre la defendieron. Ella solo quería estar al lado de su hija. “Todavía sueño mucho con mi hijita”, dijo, “y en mis sueños conversamos a través del río”.
__ Fuente: Fronteras Ambientales: http://fronterasambientales.com/cambios-sociales-rapidos-y-abrumadores-llevarian-al-suicidio-a-jovenes-indigenas-en-loreto/

PALABRAS DEL EZLN EN EL 22 ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA GUERRA CONTRA EL OLVIDO

Primero de Enero del 2016,
BUENAS NOCHES, BUENOS DÍAS COMPAÑEROS, COMPAÑERAS BASES DE APOYO DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, COMPAÑEROS/AS MILICIANOS Y MILICIANAS, INSURGENTAS E INSURGENTES, RESPONSABLES LOCALES Y REGIONALES, AUTORIDADES DE LAS TRES INSTANCIAS DE GOBIERNO AUTÓNOMO, COMPAÑEROS/AS PROMOTORES Y PROMOTORAS DE LAS DIFERENTES ÁREAS DE TRABAJO. COMPAÑEROS, COMPAÑERAS DE LA SEXTA NACIONAL E INTERNACIONAL Y TODOS LOS PRESENTES.
Compañeras y compañeros, hoy estamos aquí para celebrar el 22 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido.
Durante más de 500 años sufrimos la guerra que los poderosos de distintas naciones, lenguas, colores y creencias nos hicieron para aniquilarnos.
Quisieron matarnos, sea matando nuestros cuerpos, sea matando nuestras ideas.
Pero resistimos.
Como pueblos originarios, como guardianes de la madre tierra, resistimos.
No sólo aquí y no sólo el color que somos de la tierra.
En todos los rincones del mundo que dolía antes y duele ahora, hubo y hay gente digna y rebelde que resistió, que resiste contra la muerte que impone el de arriba.
El primero de enero de 1994, hace 22 años, hicimos público el “¡YA BASTA!” que preparamos en silencio digno durante una década.
Callando nuestro dolor preparábamos así el grito de nuestro dolor.
De fuego fue entonces nuestra palabra.
Para despertar a quien dormía.
Para levantar a quien caía.
Para indignar a quien se conformaba y se rendía.
Para rebelar la historia.
Para obligarla a decir lo que callaba.

Para develar la historia de explotaciones, asesinatos, despojos, desprecios y olvidos que se escondía detrás de la historia de arriba.
Esa historia de museos, estatuas, libros de texto, monumentos a la mentira.
Con la muerte de los nuestros, con nuestra sangre, sacudimos la modorra de un mundo resignado a la derrota.
No fueron sólo palabras. La sangre de nuestros caídos y caídas en estos 22 años se sumó a la de años, lustros, décadas, siglos anteriores.
Tuvimos que elegir entonces y elegimos la vida.
Por eso, entonces y ahora, para vivir morimos.
Tan sencilla como nuestra sangre pintando las calles y muros de las ciudades que nos desprecian ahora como antes lo hicieron, fue nuestra palabra entonces.
Y lo sigue siendo:
Como bandera de lucha fueron nuestras 11 demandas: tierra, trabajo, alimentación, salud, educación, vivienda digna, independencia, democracia, libertad, justicia y paz.
Estas demandas fueron las que nos hicieron levantarnos en armas porque es lo que nos hace falta a los pueblos originarios y la mayoría de las personas en este país y en todo el mundo.
De esta manera, emprendimos nuestra lucha en contra de la explotación, marginación, humillación, desprecio, olvido y por todas las injusticias que vivimos causadas por el mal sistema.
Porque para los ricos y poderosos sólo servimos para sus esclavos, para que así ellos sean cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres.
Después de vivir tanto tiempo bajo esta dominación y despojo, dijimos:
¡YA BASTA! ¡Y HASTA AQUÍ SE ACABÓ LA PACIENCIA!
Y vimos que no nos quedó otro camino más que tomar nuestras armas para matar o morir por una causa justa.
Pero no estábamos solos, solas.
No lo estamos ahora.
En México y el Mundo la dignidad tomó las calles y pidió espacio para la palabra.
Entendimos entonces.

A partir de ese momento cambió nuestra forma de lucha y fuimos y somos oído atento y palabra abierta, porque desde un principio sabíamos que una lucha justa del pueblo es por la vida y no por la muerte.
Pero tenemos a un lado nuestras armas, no las dejaremos, estarán con nosotros hasta el final.
Porque vimos que donde nuestro oído fue corazón abierto, el Mandón opuso su palabra de engaño, su corazón de ambición y mentira.
Vimos que la guerra de arriba siguió.
Su plan y su objetivo era y es hacernos la guerra hasta exterminarnos. Por eso en lugar de resolver las justas demandas, preparó y prepara, hizo y hace la guerra con sus armamentos modernos, forma y financia grupos paramilitares, ofrece y reparte migajas aprovechando la ignorancia y la pobreza de algunos.
Ésos mandones de arriba son tontos. Pensaron que quienes estaban dispuestos a escuchar, estaban también dispuestos a venderse, a rendirse, a claudicar.
Se equivocaron entonces.
Se equivocan ahora.
Porque nosotras las zapatistas, los zapatistas, tenemos bien claro que no somos limosneros o inútiles que esperan que todo se les resuelva solo.
Somos pueblos con dignidad, con decisión y conciencia para luchar por la verdadera libertad y justicia para todas, para todos, para todoas. Sin importar su color, su raza, su género, su creencia, su calendario, su geografía.
Por eso nuestra lucha no es local, ni regional, ni siquiera nacional. Es universal.
Porque universales son las injusticias, los crímenes, los despojos, los desprecios, las explotaciones.
Pero también son universales la rebeldía, la rabia, la dignidad, el afán de ser mejores.
Por eso entendimos que era necesario construir nuestra vida nosotros mismos, nosotras mismas, con autonomía.
En medio de las grandes amenazas, de los hostigamientos militares y paramilitares, y las constantes provocaciones del mal gobierno, empezamos a formar nuestro propio sistema de gobernar, nuestra autonomía, con nuestra propia educación, nuestra propia salud, nuestra propia comunicación, nuestra forma de cuidar y trabajar a nuestra madre tierra; nuestra propia política como pueblo y nuestra propia ideología de cómo queremos vivir como pueblos, con otra cultura.
Donde otras, otros esperan que desde arriba se solucionará lo de abajo; nosotras, nosotros, zapatistas, empezamos a construir nuestra libertad como se siembra, como se construye, como se crece, es decir, desde abajo.
Pero el mal gobierno intenta destruir y acabar nuestra lucha y resistencia con una guerra que cambia de intensidad como cambia su política engañosa, con sus malas ideas, con sus mentiras, usando sus medios de comunicación para difundirlas y con la repartición de migajas en los pueblos indígenas donde hay zapatistas, para así dividir y comprar conciencias, aplicando de esta forma su plan de contrainsurgencia.
Pero la guerra que viene de arriba, compañeras, compañeros, hermanas y hermanos, es siempre la misma: sólo trae destrucción y muerte.
Pueden cambiar las ideas y las banderas con las que llega, pero la guerra de arriba siempre destruye, siempre mata, nunca siembra como no sea el terror y la desesperanza.
En medio de esa guerra tuvimos que caminar hacia lo que queremos.
No podíamos sentarnos a esperar a que entendieran quienes no entienden ni siquiera que no entienden.
No podíamos sentarnos a esperar a que el criminal renegara de sí mismo y de su historia y se convirtiera, arrepentido, en alguien bueno.
No podíamos esperar una larga e inútil lista de promesas que serían olvidadas unos minutos después.
No podíamos esperar a que lo otro, diferente pero igual en dolor y rabia, nos mirara y mirándonos se viera.
No sabíamos cómo hacer.
No había ni hay libro, manual o doctrina que nos dijera cómo hacer para resistir y, al mismo tiempo, construir algo nuevo y mejor.
Tal vez no perfecto, tal vez diferente, pero siempre nuestro, de nuestros pueblos, de las mujeres, hombres, niñas y ancianos que con su corazón colectivo cubren la bandera negra con la estrella roja de cinco puntas y las letras que les dan no sólo nombre, también compromiso y destino: E Z L N.
Entonces buscamos en nuestra historia ancestral, en nuestro corazón colectivo, y a los tumbos, con fallas y errores, fuimos construyendo esto que somos y que no sólo nos mantiene con vida y resistiendo, sino que también nos levanta dignos y rebeldes.
Durante estos 22 años de lucha de Resistencia y Rebeldía seguimos construyendo otra forma de vida, gobernándonos nosotros mismos como pueblos colectivos que somos, bajo los 7 principios del mandar obedeciendo, construyendo un nuevo sistema y otra forma de vida como pueblos originarios.
Uno donde el pueblo manda y gobierno obedece.
Y nuestro corazón sencillo lo ve que es lo más sano, porque nace y crece del mismo pueblo, es decir, es el mismo pueblo que opina, discute, piensa, analiza, propone y decide qué cosa es lo mejor para su beneficio, siguiendo el ejemplo que nos dejaron nuestros antepasados.
Como iremos explicando después, vemos que en las comunidades partidistas reinan el desamparo y la miseria, manda la holgazanería y el crimen, la vida comunitaria está rota, lastimada ya mortalmente.
El venderse al mal gobierno no sólo no resolvió sus necesidades, sino que sumó más horrores.
Donde antes había hambre y pobreza, hoy las sigue habiendo, pero además hay desesperanza.
Las comunidades partidistas se han convertido en grupos de limosneros que no trabajan, sólo esperan el siguiente programa gubernamental de ayuda, o sea esperan la próxima temporada electoral.
Y esto no aparecerá en ningún informe de gobierno municipal, estatal o federal, pero es la verdad que se puede ver en las comunidades partidistas: campesinos que no saben ya trabajar la tierra, casas de material vacías porque ni el cemento ni las láminas se pueden comer, familias destruidas, comunidades que sólo se reúnen para recibir las limosnas gubernamentales.
En nuestras comunidades tal vez no hay casa de cemento, ni televisiones digitales ni camiones último modelo, pero nuestra gente sabe trabajar la tierra. Lo que se pone en su mesa, la ropa que las viste, la medicina que las alivia, el saber que se aprende, la vida que transcurre es SUYA, producto de su trabajo y de su saber. No es regalo de nadie.
Podemos decirlo sin pena: las comunidades zapatistas no sólo están mejor que hace 22 años. Su nivel de vida es superior al de quienes se han vendido a los partidistas de todos los colores.
Antes para saber si alguien era zapatista se veía si traía paliacate rojo o pasamontañas.
Ahora basta ver si sabe trabajar la tierra; si cuida su cultura; si estudia para conocer la ciencia y la técnica; si se respeta como mujeres que somos; si tiene la mirada en alto y limpia; si sabe que manda como colectivo; si ve los cargos de gobierno autónomo rebelde zapatista como servicio y no como negocio; si cuando le preguntan algo que no sabe, responde “no lo sé… todavía”; si cuando se burlan diciéndole que los zapatistas ya no existen, que son muy pocos, responde “no preocupas, ya vamos a ser más, de repente tarda, pero sí vamos a ser más”; si mira lejos en calendarios y geografías; si sabe que el mañana se siembra hoy.
Pero pues sí, reconocemos que nos falta mucho por hacer, nos hace falta organizarnos más y mejor.
Por eso nos tenemos que esforzar más por prepararnos para realizar más y mejor nuestros trabajos de gobernarnos, porque ahí viene de nuevo el mal de los males: el mal sistema capitalista.
Y tenemos que saber cómo enfrentarlo. Ya tenemos 32 años de experiencias de lucha de Rebeldía y Resistencia.
Ya somos lo que somos.
Somos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Somos aunque no nos nombren.
Somos aunque con silencios y calumnias nos olviden.
Somos aunque no nos miren.
Somos en el paso, en el camino, en el origen, en el destino.
Y en lo que somos vemos, miramos, escuchamos dolores y sufrimientos cercanos y lejanos en calendarios y geografías.
Y miramos antes, y miramos ahora.
Una noche cruenta, más si posible fuera, se tiende sobre el mundo.
El Mandón no sólo se empeña en seguir explotando, reprimiendo, despreciando y despojando.
Está decidido a destruir el mundo entero si eso le da ganancias, dinero, paga.
Está claro que viene lo peor para todas, todos, todoas.
Porque los grandes ricos multimillonarios de unos cuantos países, siguen con el objetivo de saquear todas las riquezas naturales en todo el mundo, todo lo que nos da vida como el agua, las tierras, bosques, montañas, ríos, aire; y todo lo que está bajo el suelo: oro, petróleo, uranio, ámbar, azufre, carbón, y otros minerales. Porque ellos no la consideran a la tierra como fuente de vida, sino como un negocio y todo lo convierten en mercancía, y la mercancía la convierten en dinero, y así nos quieren destruir por completo.
El mal y el malo tienen nombre, historia, origen, calendario, geografía: es el sistema capitalista.
No importa cómo lo pinten, no importa el nombre que le pongan, no importa la religión que lo vista, no importa la bandera que levante.
Es el sistema capitalista.
Es la explotación de la humanidad y del mundo que habita.
Es el desprecio a todo lo que es diferente y que no se vende, no se rinde, no claudica.
Es el que persigue, encarcela, asesina.
Es el que roba.
Frente a él surgen, nacen, se reproducen, crecen y mueren, salvadores, líderes, caudillos, candidatos, gobiernos, partidos que ofrecen la solución.
Como una mercancía más, se ofertan las recetas para resolver los problemas.
Tal vez alguien todavía crea que de arriba, de donde vienen los problemas, vendrán las soluciones.
Tal vez todavía hay quien cree en salvadores locales, regionales, nacionales y mundiales.
Tal vez hay todavía quien espera que alguien haga lo que nos corresponde hacer a nosotros, nosotras mismas.
Sería muy bueno, sí.
Todo fácil, cómodo, sin mayor esfuerzo. Sólo levantar la mano, tachar una boleta, llenar un formulario, aplaudir, gritar una consigna, afiliarse a un partido político, votar para botar a uno y que otro entre.
Tal vez, decimos, pensamos nosotras, nosotros, zapatistas que somos lo que somos.
Sería muy bueno así, pero no lo es.
Porque lo que hemos aprendido como zapatistas que somos y sin que nadie nos lo haya enseñado, como no sea nuestro propio paso, es que nadie, absolutamente nadie va a venir a salvarnos, a ayudarnos, a solucionar nuestros problemas, a aliviar nuestros dolores, a regalarnos la justicia que necesitamos y merecemos.
Sólo lo que hagamos nosotras, nosotros, cada quien según su calendario y su geografía, según su nombre colectivo, su pensamiento y su acción, su origen y su destino.
Y también hemos aprendido, como zapatistas que somos, que es sólo con organización que es posible.
Aprendimos que si se indigna una, uno, unoa, es bonito.
Que si se indignan varios, varias, muchas, muchos, muchoas, entonces una luz se enciende en un rincón del mundo y su luz alcanza a alumbrar por unos instantes toda la faz de la tierra.
Pero también aprendimos que si esas indignaciones se organizan… ¡Ah!, entonces no es una luz momentánea la que ilumina los caminos terrenales.
Entonces es como un murmullo, como un rumor, como un temblor que empieza a sonar quedo primero, más fuerte después.
Como si este mundo fuera a parir otro mundo, uno mejor, más justo, más democrático, más libre, más humano… o humana… o humanoa.
Por eso hoy empezamos esta parte de nuestras palabras con una palabra ya de antes, pero que sigue siendo necesaria, urgente, vital: tenemos que organizarnos, prepararnos para luchar, por cambiar esta vida, por crear otra forma de vida, otra forma de gobernarnos, nosotros mismos los pueblos.
Porque si no nos organizamos, seremos más esclavizados.
Ya no hay nada ya de que confiar en el capitalismo. Absolutamente nada. Ya lo vivimos cientos de años su sistema, ya las padecimos sus 4 ruedas del carruaje del capitalismo: la explotación, la represión, el despojo y el desprecio.
Ya sólo queda la confianza entre nosotras, nosotros mismos, donde nosotros, nosotras sí sabemos cómo construir una nueva sociedad, un nuevo sistema de gobierno, con la vida justa y digna que queremos.
Porque ahora nadie se salva en la tormenta de la hidra capitalista que destruirá nuestras vidas.
Indígenas, campesin@s, obre@s, maestr@s, amas de casas, intelectuales, trabajadores y trabajadoras en general, porque hay muchos trabajadores que luchan por sobrevivir su vida diaria, unos con patrón y otr@s no, pero que caen en la misma garra del capitalismo.
O sea que no hay salvación en el capitalismo.
Nadie nos va dirigir, somos nosotr@s mism@s los que nos dirigimos, tomándonos en cuenta de cómo lo pensamos resolver de cada situación.
Porque si pensamos que hay quien nos dirige, pues ya vimos cómo nos dirigieron durante los cientos de años antes y en el sistema capitalista, no sirvió para nosotros los jodidos. Para ellos sí, porque ahí sí, sólo sentados, ganaron dinero para vivir.
A todos les dijeron “voten por mí”, voy a luchar porque ya no haya más explotación y ya cuando ya llegaron en el puesto donde se gana dinero sin sudar, automáticamente se olvidan de todo lo que dijeron, empiezan a crear más explotación, a vender lo poco queda de la riqueza de nuestros países. Ésos vende patrias son unos inútiles, hipócritas, parásitos que no sirven.
Por eso, compañeros y compañeras, la lucha no ha terminado, apenas estamos empezando, apenas llevamos 32 años, de los cuales 22 son públicos.
Por eso debemos unirnos más, organizarnos mejor para construir nuestra barca, nuestra casa, es decir nuestra autonomía, porque es la que nos va a salvar de la gran tormenta que se acerca, debemos fortalecer más nuestras áreas de trabajo y nuestros trabajos colectivos.
No tenemos otro camino más que unirnos y organizarnos para luchar y defendernos de la gran amenaza del mal sistema capitalista, porque las maldades del capitalismo criminal que amenaza a la humanidad no va a respetar a nadie, va a barrer a todos sin distinción de raza, de partido, ni religión porque ya lo han demostrado durante muchos años que siempre han mal gobernado, amenazado, perseguido, encarcelado, torturado, desaparecido y asesinado a nuestros pueblos del campo y de la ciudad en todo el mundo.
Por eso les decimos, compañeros, compañeras, niños y niñas, jóvenes y jovenas, ustedes como nuevas generaciones son el futuro de nuestros pueblos, de nuestra lucha y de nuestra historia, pero deben de entender que tienen una tarea y obligación: seguir el ejemplo de nuestros primeros compañeros, de nuestros compañeros mayores de edad, de nuestros padres y abuelos y todos los que iniciaron esta lucha.
Ellos y ellas ya nos marcaron el camino, ahora nos toca seguir y mantener ese camino, pero para esto solamente se logra organizándonos en cada generación y en generación, entender eso y a organizarse para eso, y así hasta llegar al final de nuestra lucha
Porque ustedes como jóvenes son parte importante de nuestros pueblos, por eso deben de participar en todos los niveles de trabajo que hay en nuestra organización y en todas las áreas de trabajo de nuestra autonomía, y que sean las generaciones que sigan dirigiendo nuestro propio destino con democracia, libertad y justicia así como nos están enseñando ahora nuestros compañeros y compañeras primeros.
Compañeras y compañeros todos y todas, estamos seguros que vamos a lograr un día lo que queremos, para todos todo, o sea nuestra libertad, porque ahora nuestra lucha está avanzando poco a poco y nuestras armas de lucha son nuestra resistencia, nuestra rebeldía y nuestra palabra verdadera que no hay montañas ni fronteras que puedan impedirla, sino que llega hasta en el oído y en los corazones de otros hermanos y hermanas en el mundo entero.
Es decir que ya somos cada vez más los que entendemos la lucha en contra de la gravísima situación de injusticia en que nos tienen, que causa el mal sistema capitalista en nuestro país y en el mundo.
También estamos claros que a lo largo de nuestra lucha ha habido y habrá amenazas, represiones, persecuciones, desalojos, contradicciones y burlas de parte de los tres niveles de los malos gobiernos, pero debemos de estar claros que si el mal gobierno nos odia es porque vamos en un buen camino; y si nos aplaude es que nos estamos desviando en nuestra lucha.
No olvidemos que nosotros somos los herederos de hace más de 500 años de lucha y resistencia. En nuestras venas corre la sangre de nuestros antepasados, ellos nos heredaron el ejemplo de lucha y rebeldía y el ser guardián de nuestra madre tierra porque en ella nacimos, en ella vivimos y en ella moriremos.

-*-

Compañeras, compañeros zapatistas:
Compañeros, compañeras, compañeroas de la Sexta:
Hermanas y hermanos:
Ésta es nuestra primera palabra en este año que comienza.
Más palabras vendrán, más pensamientos.
Poco a poco se irá mostrando de nuevo nuestra mirada, nuestro corazón que somos.
Ahora sólo queremos terminar diciéndoles que para honrar y respetar la sangre de nuestros caídos, no basta con solo recordar, extrañar, llorar, ni rezar, sino que debemos de seguir el ejemplo y continuar la tarea que nos dejaron, hacer en la práctica el cambio que queremos.
Por eso compañeros y compañeras para este día tan importante es el momento de reafirmar nuestra conciencia de lucha y de comprometernos para seguir adelante, cueste lo que cueste y pase lo que pase, no permitamos que el mal sistema capitalista destruya lo que hemos conquistado y lo poco que hemos podido construir con nuestro trabajo y esfuerzo durante más de 22 años: ¡nuestra libertad!
Ahora no es el momento de echarnos para atrás, de desanimarnos o de cansarnos, debemos de estar más firmes en nuestra lucha, mantener firmes las palabras y ejemplos que nos dejaron nuestros primeros compañeros: de no rendirse, no venderse y no claudicar.
¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena – Comandancia General del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Moisés.                   Subcomandante Insurgente Galeano.
México, Primero de enero del 2016.

Emboscada y agresión armada en contra de miembros de Las Abejas de Acteal

Un grupo de varias personas dispararon en contra de integrantes de las abejas, 2 adultos y un menor de edad, tras emboscarlos en la ruta de Pantelho. Los agresores estaban vestidos de negro y uno con camisa tipo militar. Resulta un herido.


Las Abejas denuncian la falta de acción de las autoridades. La policía rechazo llegar al lugar. Ese ataque es consecuencia de la injusticia en elasesino de Manuel López Pérez por 3 balas, el mes de junio, sin que haya cualquiera investigación.

Este año Las Abejas sufrieron de varias amenazas y agresiónes de grupos partidistas y grupo paramilitares. Recientemente, cortaron luz y agua a varias familias y integrantes de la organización, por rechazar proyecto del mal gobierno. El Gobernador de Chiapas vino en Acteal a provocar los y las que resisten y construyen su autonomía. Ahora, la agresión armada, muestra claramente la re-activacion de los grupos paramilitares en la zona de los altos.

Acción urgente ante la emboscada y agresión armada en contra de miembros de Las Abejas de Acteal

Organización de la Sociedad Civil Las Abejas
Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal
Acteal, Ch'enalvo', Chiapas, México.

31 de diciembre de 2015






A las Organizaciones, Movimientos y Colectivos Independientes del Mundo
A los y las Defensores de Derechos Humanos Independientes
A la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH)
Al Congreso Nacional Indígena (CNI)
A la Sexta Nacional e Internacional
Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional-CCRI
A las Juntas de Buen Gobierno
A los Medios Libres, Alternativos, Autónomos o como se llamen
A los Tercios Compas
A los Medios de comunicación Nacional e Internacional
A la Sociedad Civil Nacional e Internacional

Acción urgente ante la emboscada y agresión armada en contra de miembros de Las Abejas de Acteal.

Hermanos y hermanas:

Denunciamos otra emboscada, agresión armada y lesiones físicas contra 3 miembros de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal (en adelante Las Abejas de Acteal), el 29 de diciembre del presente, aproximadamente a las 7:00 de la noche un grupo de 3 personas encapuchadas, dos vestidos de negro y uno con camisa tipo militar, les dispararon a nuestros compañeros con armas de fuego, en un vehículo cerca del puente Tsibaluk'um aproximadamente a un kilómetro y medio de la cabecera municipal del Pantelhó, esto sucedió cuando regresaban de recoger costales de café en la comunidad San Joaquín municipio de Pantelhó, dicha emboscada por el grupo armado se dio en la misma región en donde hace 6 meses fue emboscado y asesinado con 3 disparos de armas de fuego a Manuel López Pérez, miembro de Las Abejas de Acteal.

Hechos

a) Nuestros compañeros quienes fueron emboscados son: Juan Carlos, Alonso y Marcos de apellidos López Guzmán (en adelante Juan Carlos, Alonso y Marcos) quienes viven actualmente en la cabecera municipal de Pantelhó con sus papás, quienes se habían ido a recoger costales de café en la comunidad San Joaquín a la cabecera municipal de Pantelhó.

b) A las 6:15 de la tarde del día 29 de diciembre, Juan Carlos, Alonso y Marcos llegaron al lugar en donde estaban los costales de café en la orilla de la carretera, se subieron a la camioneta 9 personas en total, incluido el conductor (3 menores de edad, una mujer y 5 hombres adultos), de ahí partieron rumbo a la cabecera municipal de Pantelhó.

c) Pero al pasar en las inmediaciones del puente Tsibaluk'um, en un tramo empinado y en una curva 3 personas encapuchadas los estaban esperando, 2 de ellas vestidas de camisas y pantalones negros, y una de ellas con camisa tipo militar llevaba un arma larga y las otras dos, portaban pistolas, el sujeto con el arma larga le disparó a nuestros compañeros Juan carlos y Alonso quienes estos iban adelante con el conductor del vehículo, Alonso cuando escuchó el primer disparó abrió la puerta del carro y se aventó al suelo, pero, el conductor puso en reversa el vehículo y fue arrollado el pie derecho de Alonso, al parecer no se rompió los huesos, pero sufrió lesiones. Juan Carlos cuando escuchó los disparos se agachó dentro de la cabina, y enseguida también logró saltar, pero el conductor no pudo mantener el control del vehículo se fue a la cuneta y se volteó con toda la carga y la gente que iba en la redila. Marcos quien es menor de edad quien viajaba en la redilla por poco fue alcanzado por las balas que pasaron cerca de su cabeza.

d) Los agresores cuando empezaron a disparar contra nuestros compañeros se jactaban de risas, sin embargo todos salieron ilesos de las balas asesinas, excepto la lesión que sufrió Alonso y la gente que se golpeó al voltearse el vehículo.

e) Juan Carlos, Alonso y Marcos salieron corriendo de ese lugar, ya acompañados de su papá Antonio, fueron a dar parte al juez municipal de Pantelhó, pero este no se encontraba, sólo hablaron con el comandante de la policía municipal y argumentó no poder actuar en ese momento que no tenía patrulla, en realidad no era cierto, nuestros compañeros vieron que estaba ahí estacionado una camioneta de patrulla.

f) En este momento la camioneta la tienen en frente de la presidencia municpal de Pantelhó, con los costales de café cereza de nuestro compañero Antonio.

g) El día de ayer 30 de diciembre de 2015, Juan Carlos, Alonso y Marcos acudieron a la "Fiscalía de Justicia Indígena" a presentar su denuncia formal, Averiguación Previa: 496/IN7A-T2/2015

Antecedentes

  • Atentado con arma de fuego a Juan López Guzmán miembro de Las Abejas de Acteal, papá de Antonio, el día 12 de enero de 2015, cuando regresaba de cosechar su café en la comunidad San Joaquín.
  • Emboscada y agresión armada en contra de nuestro compañero Manuel López Pérez, el 23 de junio de 2015, en donde perdió la vida con 3 disparos de arma de fuego ver denuncia: http://acteal.blogspot.mx/2015/06/asesinan-miembro-de-la-sociedad-civil.html
  • La muerte de Manuel provocó el desplazamiento forzado de su familia que hasta la fecha no han retornado.
  • El día 19 de noviembre de este año, 6 personas encapuchadas estaban en el cafetal de Antonio en la comunidad San Joaquín.
  • Desde el año 2012 hasta el 2015, Antonio y familia, han recibido varias amenazas de muerte.

Contexto

Nuestros compañeros Juan Carlos, Alonso y Marcos son hijos de nuestro compañero Antonio López Jiménez y de nuestra compañera Petrona Guzmán Sántiz (en adelante Antonio o Antonio y familia) originarios de la comunidad San Joaquín, que en el 2007 salieron de ahí por negarse en aceptar una obra de drenaje y agua entubada del mal gobierno, las autoridades y la gente perredista de esa localidad, le cortaron varias matas de café y árboles frutales en donde abrieron la brecha para construir el drenaje y la tubería de agua sin el consentimiento de nuestro compañero Antonio y su familia, a lo que nuestro compañero Antonio se quejó ante la "Fiscalía de Justicia Indígena", porque no nada más le destruyeron sus cultivos, sino que también fueron agredidos verbal y físicamente y les robaron una cámara digital por los habitantes y autoridades de San Joaquín. Pero como no es de extrañarse la instancia de "justicia" oficial, desde el año pasado dio por "concluido" el asunto, dando por "resuelto" dicho problema.

Las autoridades y habitantes perredistas de San Joaquin, cuando se enteraron que nuestro compañero Antonio había hecho una denuncia ante la fiscalia, se enojaron y obligaron a toda la comunidad a cooperar 700 pesos por persona para pagarle a los ministerios públicos para evitar que sean detenidos los agresores de nuestro compañero Antonio y familia. Pero no nada más juntaron ese dinero, sino que planearon como matar a Antonio, así le informaron varias personas que pidieron mantener en anonimato sus nombres.

Parece ser que los agresores de nuestros compañeros Juan Carlos, Alonso y Marcos, tienen las mismas características que del grupo de personas que emboscaron y asesinaron a nuestro compañero Manuel López Pérez. Nuestro compañero Antonio y familia no tienen otros enemigos más que las autoridades y habitantes perredistas y verde ecologistas de San Joaquin, por no aceptar las obras públicas del mal gobierno.

La situación de riesgo a la integridad física y moral de nuestro compañero Antonio y familia no es la primera vez que le ocurre con la emboscada de antier en contra de sus 3 hijos, sino que esto ya es de hace varios años, el pasado 26 de junio a unos días después del asesinato de nuestro compañero Manuel López Pérez, aquí pueden leer dicha denuncia: http://acteal.blogspot.mx/2015/06/denunciamos-mas-amenazas-de-muerte.html

La agresión de antier contra nuestros compañeros Juan Carlos, Alonso y Marcos, es la continuidad de una serie de agresiones contra nuestro compañero Antonio y familia, es consecuencia de la impunidad en la que se ha dejado el crimen en contra de nuestro compañero Manuel; no cabe duda alguna, es consecuencia de la impunidad a la masacre de Acteal y de la impunidad histórica que los ricos y poderosos de arriba han impuesto en México.

La emboscada de antier y del asesinato de nuestro compañero Manuel es un mensaje claro del Estado mexicano en contra de nosotros los pueblos que luchamos en contra de las políticas del mal gobierno mexicano y en contra de la hidra capitalista. Como denunciaron nuestros compañeros y compañeras del Ejido Tila la reactivación del grupo paramilitar "Paz y Justicia", en realidad es que ahora no nada más en la Zona Norte de Chiapas se han reactivado los paramilitares, sino que la violencia está por donde quiera en Chiapas y en todo México.

Lo que les decimos compañeros y compañeras de México y del mundo, la situación de vida tanto de los miembros de Las Abejas de Acteal de Pantelhó como en otras comunidades miembros de nuestra organización, están en grave riesgo tanto físico como moral. Podemos decir que es similar a los hechos previos a la masacre de Acteal, porque en cualquier momento y lugar nos pueden emboscar y matar como animales, porque las mismas autoridades oficiales no sólo no hacen nada, sino que al contrario protegen a los asesinos y paramilitares dejándolos actuar en total impunidad.

Queremos recordarle al Estado mexicano cuando sus representantes estuvieron en adiencia pública del caso Acteal ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que "no pudieron desarrollar bien la investigación en el lugar de la masacre de Acteal por condiciones climatológicas sumamente complicadas y las capacidades de investigación las que se contaban en el año de 1997, para nada se comparan con las que se cuentan hoy...", así dijo el sr. Roberto Campa durante la audiencia pública del caso Acteal, ver video de la CIDH entre el minuto 48:32 al minuto 48:48 https://www.youtube.com/watch?v=TohjnT7kwhs En realidad esto es pura demagogia, una vil mentira que la lengua de los gobiernos criminales están acostumbrados a decir.

Si esta serie de agresiones y escalada de violencia que se vive en el municipio de Pantelhó no se controla, los responsables inmediatos serán: el presidente municipal de Pantelhó Macario Cruz Gutiérrez, el mal gobierno Manuel Velasco Coello y Enríque Peña Nieto.

Compañeras y compañeros, aquí en Chenalhó, en Pantelhó en territorio de Las Abejas de Acteal, no vamos a tener un año nuevo que festejar, sino que estamos en un momento difícil por el proceso de construcción de nuestra autonomía, por la construcción de una Justicia Verdadera, por ser defensores y defensoras de la vida, por ser hombres y mujeres verdaderas que queremos vivir libres en nuestra propia tierra y territorio.

Pero a pesar de todo, desde Acteal Casa de la Memoria y de la Esperanza, le decimos al mal gobierno que, no podrá detenernos, porque nuestra lucha es justa y digna.

Atentamente
La Voz de la Organización de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal.

Por la Mesa Directiva:


                                                   José Jiménez Pérez                                Juan Vázquez Luna

                                                   Oscar Hernández Gómez                Pedro Ortiz Gutiérrez



                                                         Lisandro Sántiz Hernández                  Amado Sánchez Díaz

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