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1 nov 2009

¡HA SIDO TAN DIFÍCIL DEMARCAR LAS TIERRAS DE LOS YUKPA!

No le habría sido peliagudo a la Comisión Regional de Demarcación del Hábitat y Tierras Indígenas demarcar el territorio si se fijaran que los Yukpa están recuperando poder político, capacidad de autogestión económica y alimentaria, la tradición cultural sobre el territorio ancestral, han exteriorizado e interpretado la lucha desde la ancestralidad profunda y han decidido compartir esta experiencia con un gran colectivo nacional, quienes juntos, han llamado la atención del presidente Chávez hasta obtener dos pronunciamientos públicos de solidaridad con los indígenas, a favor de sus demandas de territorios y ordenando la demarcación. La conmoción resonó gracias al coraje de los Yukpa del Río Yaza en el 2008. Durante todo ese año habían sido víctimas de una serie continua de agresiones que acabaron con el homicidio del centenario abuelo José Manuel Romero a manos de los Vargas, pero lo más que logró la potencia telúrica de los Yukpa fue, asegurar la demanda de justicia y territorio, hacer conciente la libre determinación y proponer una forma de autonomía y autogobierno del pueblo Yukpa. El ruido de los hechos penetró los oídos de las tendencias de derecha e izquierda, y en la práctica se comenzaron a ver de nuevo, como siempre, los compromisos de uno y otro lado de la báscula política con el mismo supuesto donde se cruzan los polos: EL DESARROLLO DEL TERRITORIO DEBE OBEDECER A UN PROYECTO INTEGRAL, aunque esta última palabra encubre los intereses de ganaderos, mineros y la connotadísima y expertísima opinión de los comandos estratégicos de operaciones militares acerca de la soberanía nacional, el orden público, el uso y aprovechamiento integral de recursos de alto valor estratégico para la nación, la infraestructura, las comunicaciones, la biodiversidad (mas no la diversidad cultural), la población de la frontera, narcotráfico y otros ilícitos, etcétera, etcétera, etcétera… todos los criterios agrupados en estudios geo­político­estratégico­ económicos de seguridad y soberanía nacional… con otras tantas y más cosas que no han podido (creo que tampoco tendrá éxito) sofocar la vitalidad, energía, compromiso, estrategia y valor que habla por sí misma de la integridad de la lucha por los territorios Yukpa, muy a pesar de las dificultades y amenazas históricas contra su modo de vida ancestral. A diferencia de la alentadora decisión de los Yukpa, la Comisión Regional de Demarcación ni oyó ni vio al Presidente Chávez, no escuchó a los aliados de las luchas indígenas, a los antropólogos investigadores, a los ecologistas ni al pueblo Yukpa. La comisión, no observó el capítulo VIII del título III de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica de los Pueblos Indígenas, la declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en lo tocante al derecho a poseer y recuperar su territorio, no tuvo cuidado en buscar en la actual ciencia antropológica los significados de territorio ancestral, no interpretaron el sentido de la lucha de los Yukpa y la toma de conciencia del pueblo que decidió optar por la libre determinación. Al contrario, la Comisión de Demarcación Regional se sostiene en la autosuficiencia oficinesca, maniobra para intentar conseguir la quimérica fórmula del mínimo conflicto, se apoya en la comodidad de la burocracia indígena, es condescendiente con mineros y el gremio ganadero, satisface intereses subalternos de políticos (se hallen a la izquierda o a la derecha) opuestos a la demarcación, facilita el trabajo a militares corruptos y no denuncia ni enfrenta los poderes fácticos que se protegen en el estatus quo del poder económico, político, militar e institucional que mira con menosprecio y racismo la identidad étnica Yukpa, plantea la estrategia del descrédito de los Yukpa y ecologistas y oculta que la dirección política de la Comisión la ejerce Bandera Roja por medio de Mauro Antonio Carrero Pirela. Una incómoda sensación de vergüenza por incapacidad, intencionalmente dirigida a frustrar la lucha de los Yukpa por el territorio, se siente de la Comisión de Demarcación Regional. Ésta no reflexiona sobre el encuadre metodológico y cultural de su trabajo para admitir y asimilar la demanda de territorio de los Yukpa, no interpreta que el espacio de relaciones intersubjetivas del pueblo Yukpa sobrepasó la frontera de todas las estrategias trazadas por la Comisión y que la organización y lucha por el territorio serán irreversibles. Todos los cálculos de tácticas de la Comisión se hundieron en la vana burocracia de equilibrio de intereses y poder, por eso no interpretó, ni ejecutó el mandato del presidente Chávez del 24 de agosto del 2008 cuando dijo en su programa Aló presidente: "Yo lo que sí sé es que esas tierras estuvieron ocupadas por los indios yukpas durante mucho tiempo, produciendo ganado, carne y leche, y fueron echados de allí. No estoy hablando de la conquista de los españoles; estoy hablando de hace 30 años. ¡A plomo limpio los echaron de allí, con apoyo de policías y Fuerzas Armadas".

Luego agregó: "La Fuerza Armada, los Cuerpos de Inteligencia y el gobierno, todos apoyando a los indios"… "Si tiene una finca (el ganadero) y resulta que esta es tierra india, pues agarre su ganado, busque 4 caballos y lléveselo. O sino le pagamos el ganado, las vacas, las casas. Expropiamos eso y se lo damos a los indios. Y apoyamos a los indios con créditos, maquinarias, técnicas. ¡Y van a producir más que los latifundistas!", La repetida recomendación que se le hace (en vano) a la Comisión Regional de Demarcación coincide con el mandato del Presidente Chávez. Se trata de adquirir todas las bienhechurías que existen sobre un territorio que les pertenece a los Yukpa y es de condición jurídica pública, en consecuencia le correspondería a la Comisión de Demarcación realizar un plan de adquisición de estos bienes durante varios años, de forma gradual y con prevalencia de criterios legales, económicos y sociales para, en primer lugar, la recuperación de las tierras y luego pago de indemnizaciones. Al mismo tiempo la actuación del Instituto Nacional de Tierras y la Procuraduría Nacional de la República regularizarían el proceso de entrega de la titularidad de propiedad de las tierras a un pueblo entero, quienes tendrían pleno derecho sobre sus tierras y a formular un proyecto de vida para cada habitante y para toda la sociedad Yukpa. La compensación por bienechuría construida es la salida pacífica a la cadena de hechos criminales sobre un territorio que lleva una historia de violencia más grande de de la que puede soportar y de unos habitantes que reinterpretaron en su lengua y modo de vida una doble lógica de autoafirmación: colonización y descolonización o dominación y resistencia­ lucha. Ángel Villalobos Rodríguez

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