La
lengua materna es una garantía de supervivencia de la identidad
nacional que nos vincula con los saberes y conocimientos de nuestra
historia y espiritualidad. Ante el contacto avasallante con la cultura
criolla, los pueblos indígenas del país han ido perdiendo su
autenticidad.
En Venezuela se hablan al
menos 20 idiomas indígenas conservados puros hasta la actualidad, de
los 40 pueblos indígenas existentes en todo el territorio. Según la
Unesco, la mitad de las lenguas existentes en el mundo podría perderse
dentro de pocas generaciones.
Venezuela no escapa a este riesgo
por una multiplicidad de factores, entre ellos la falta de un modelo
educativo acorde con la cultura indígena, la no aplicación de los
instrumentos jurídicos aprobados, la falta de seguimiento y evaluación
de programas de educación intercultural bilingüe, la influencia de otras
culturas a través de la música, bailes, formas de vestir y la
discriminación racial, dando como resultado que los indígenas vayan
desplazando sus idiomas ancestrales y utilicen mayormente el castellano,
hasta convertirlo en su primera lengua, mientras que el originario se
usa sólo en conversaciones familiares.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el Amazonas, donde los idiomas baré y baniva se encuentran en peligro de desaparecer.
Los
resultados de los censos indígenas que se han realizado desde 1982 dan
cuenta de que estas etnias han ido bajando drásticamente en número de
población, lo que, como es de esperarse ha tenido un impacto crucial en
sus idiomas.
Es así como según los datos del último Censo Nacional
Indígena de 2001, había 2.271 indígenas Baniva, de los cuales sólo
1.627 declararon hablar su lengua.
En peor condición se encuentra la etnia baré, que a la fecha registraba 2.673, de los cuales sólo 239 hablaban su idioma.
La
Unesco estima que en Venezuela hay al menos 34 idiomas en peligro de
extinción, y con ellas está en riesgo también su cultura, forma de vida y
manera de ver y entender el mundo.
En el marco de la celebración
del Día Internacional de la Lengua Materna, es propicia la ocasión para
solicitar al Estado que impulse a través de sus instituciones,
iniciativas que ayuden a promover el uso de los idiomas indígenas como
factor esencial para la preservación de las culturas de los pueblos
originarios de nuestro país.
Se requiere entonces de una
legislación que proteja el uso de una lengua y lo promueva, el apoyo
gubernamental para impulsar un proceso de revitalización y aprovechar el
impacto de la tecnología en las nuevas generaciones para alentar a los
jóvenes en pequeñas comunidades a seguir usando el idioma que encierra
la esencia de su cultura.
Kapé-Kapé
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