Pese
a que la empresa constructora afirma que el oleoducto Dakota Access se
encuentra casi terminado y listo para operar, los opositores a esta
polémica obra apelan ante la Corte Federal de EE.UU. su funcionamiento.
Al tiempo que las protestas en Washington se hace cada vez más fuertes
frente a la Casa Blanca.
Por José Carlos Díaz Zanelli
Servindi, 17 de marzo, 2017.- Una de las primeras decisiones adoptadas por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump,
fue dar luz verde a la construcción del polémico oleoducto de Dakota
Access. Sin embargo, las movilizaciones y la resistencia legal contra
esta obra continúan tanto a nivel judicial como en las calles.
En el ámbito legal, los representantes de las tribus que habitan en las reservas Standing Rock y Cheyenne River Sioux
han apelado la decisión adoptada por la Corte Federal de los EE.UU. de
dar viabilidad al proyecto. El pedido puntual es que se evite el flujo
de combustible a través del oleoducto.
Mientras la resolución de esta apelación aún se mantiene en espera, la empresa constructora y operaria del oleoducto, Energy Transfer Partners,
ha señalado que la construcción de la obra se encuentra casi concluida.
Es más, afirmaron mediante un comunicado que en los próximos días se
podría iniciar el transporte de crudo a través del oleoducto.
Como se recuerda, una de las principales
preocupaciones es el hecho de que el oleoducto pase por debajo del río
Misisipi. Esto pondría en riesgo la principal fuente de agua de las
poblaciones originarias de Norteamérica asentadas en las reservas Standing Rock y Cheyenne River Sioux.
Protestas en Washington
Ante esta situación, las movilizaciones
en Washington no han cesado contra la política extractiva encabezada por
Donald Trump. Esta semana se reactivó frente a la Casa Blanca la
denominada “Marcha de las Naciones Indígenas” que rechaza la ejecución
del proyecto Dakota Access.
Las movilizaciones son desarrolladas
tanto por activistas como por ciudadanos de los pueblos originarios de
Norteamérica. La carta de protesta incluye el rechazo no solo al
oleoducto de Dakota Access –siendo este el más polémico–, sino también
al Keystone XL.
De momento, y aunque la construcción y
ejecución de los oleoductos es inminente, la resistencia a ellos
continuará en Washington. Y es que tanto los colectivos de nativos
norteamericanos como activistas han montado un campamento frente a la
Casa Blanca desde donde esperar seguir resistiendo a la poco dialogante
política extractiva de Donald Trump.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario