En Tabasará indígenas fueron reprimidos por unidades antimotines de la Policía Nacional. El señor Juan Mendoza resultó herido.
Los indígenas protestan contra este proyecto que afecta a numerosas comunidades.
La empresa GENISA, de origen hondureño,
es favorecida así por el Gobierno de Ricardo Martinelli en contra del
sentir despueblo Ngäbe Buglé.
Socios de GENISA, de acuerdo a informes,
son acusados de asesinato de trabajadores en un proyecto de palma
aceitera en Honduras y estuvo involucrada en el Golpe de Estado de
Micheletti contra el Presidente Constitucional Manuel Zelaya.
Tenemos declaraciones del compañero Celio Guerra, Presidente del Congreso General Tradicional del Pueblo Ngäbe Buklé.
Nota:
En medio de un paro de personal administrativo y médico contra la
privatización y el desgreño administrativo de la CSS y protestas de los
pescadores que están en la mira de la expropiación de sus tierras, la
Unión Europea anuncia que Panamá tiene índices demasiado altos para
recibir ‘ayuda’ económica de esa entidad política en peligro de
extinción. Lo que no dice la información sobre la posición de los
europeos, es que esos mismos bancos del ‘viejo mundo’ están financiando
numerosas actividades en Panamá, destinadas a destruir los pocos bosques
húmedos que quedan en el Istmo.
Según una información difundida por los
medios de comunicación, ‘dos bancos europeos, uno alemán y el otro
holandés, se unen al Banco Centroamericano de Integración Económica
(BCIE), para financiar una obra hidroeléctrica en tierras comarcales de
los pueblos Ngäbe-Buglé. Grandes intereses económicos pretenden inundar
una parte de la misma para generar la llamada energía ‘limpia’.’. El
proyecto es el mismo que generó un conflicto que le costó la vida a dos
jóvenes víctimas de la represión policial en febrero de 2012. Los
ngäbes, afectados por la construcción del proyecto hidroeléctrico Barro
Blanco, se oponen a la construcción de hidroeléctricas en su comarca y
en las áreas anexas.
La red internacional ambientalista Salva
la Selva ha iniciado una protesta internacional, exigiendo que se
retire la financiación alemana al proyecto. Según la red, los otros
bancos deben retirarse también. El bosque húmedo de los ngäbes alberga
una gran biodiversidad. La sierra del Tabasará, en provincia de
Chiriquí, es un paraíso para anfibios y reptiles, entre ellos muchos que
sólo se encuentran en este lugar y que están amenazados de extinción.
Entre ellos, la rana azul del Tabasará, que sólo vive en las orillas del
río que quedarán inundadas por el embalse. El territorio ngäbe está
reconocido legalmente por el gobierno de Panamá como propiedad
colectiva. Los indígenas no han dado su consentimiento para el proyecto
hidroeléctrico. Al menos dos muertos y más de un centenar de heridos y
detenidos y otros abusos fueron el triste saldo de las manifestaciones
de febrero 2012 en contra de los proyectos hidroeléctricos y mineros en
la Comarca Ngäbe-Buglé.
El proyecto Barro Blanco, es muy
cuestionado por corrupción en Panamá. El estudio de impacto ambiental
(EIA) original nunca se consultó con la población. Tras la concesión,
sus responsables decidieron unilateralmente aumentar el tamaño del
embalse, sin realizar las consultas pertinentes ni un nuevo EIA, como
requiere la Ley. El costo de la obra es de 120 millones de dólares. Tres
bancos de ‘desarrollo’ han aprobado 25 millones de dólares para
financiar el proyecto: el Deutsche Investitions - und
Entwicklungsgesellschaft GmbH (DEG), el Netherlands Development Finance
Company (FMO) y el BCIE. Tanto los bancos como la empresa GENISA se
amparan en un cuestionado estudio de impacto ambiental, donde los
conflictos y la población afectada son apenas mencionados. Además, se
justifican esgrimiendo múltiples ‘estándares’ sin sentido ni significado
alguno para los pueblos indígenas. Raúl Moreira, presidente del Colegio
de Economistas de Panamá, señala ‘la existencia de una mayor oferta (de
energía eléctrica) en relación con la demanda’. Un estudio del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), elaborado en 2008, determinó que el
98% del agua que corre por un solo río, el Chiriquí Viejo, fue
concesionada para el uso de hidroeléctricas, quedando sólo el 2% libre
para otros usos.
Aún así la constructora GENISA,
propiedad de un grupo económico hondureño (que la compró a la empresa
especuladora de los socios panameños Virzi y Btesh), construye una
hidroeléctrica de 28MW en el valle del río Tabasará. Todos los
involucrados en el proyecto —empresa constructora, gobierno, autoridades
locales— han sido severamente cuestionados. También la ONU y el esquema
de compensación de carbono, con el argumento de que la energía obtenida
será ‘sostenible’ y ‘limpia’. Nada más lejos de la realidad. ‘La
población indígena y campesina se enfrenta al desarraigo y a la pérdida
de sus bienes y su sustento, ya sea directamente por la inundación o por
los llamados proyectos de reforestación de la empresa constructora.
Estos proyectos consisten básicamente en talar árboles que se encuentran
en las márgenes del río y replantar en las faldas de las laderas
especies no nativas de teca y otras maderas comerciales. Los indígenas
serán desplazados de hecho, ya que serán expropiados’, denunció el
ambientalista Oscar Sogandares.
Salva la Selva ha iniciado una protesta
online dirigida al banco alemán DEG. Más de 20,000 personas ya se han
unido a la protesta con su firma, exigiendo que retiren la financiación
al proyecto. Los bancos alemanes son los mismos que financiaron los años
‘gloriosos’ de la periferia europea. Ahora quieren que los pueblos
afectados les paguen y exigen que se eliminen puestos de trabajo,
seguridad social, educación y servicios de salud en Grecia, Portugal,
Irlanda y otros países. Son los programas de austeridad que han sido
rechazados por los afectados. No cabe duda que Panamá está en la lista
de estos bancos alemanes, cuya avaricia no se detiene ante cualquier
negocio. (Marcos Gandasegui)
por FRENADESO (fuente Kaos en la Red)
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