Comunidad indígena de San Francisco Xochicuautla, Lerma, Estado de México a 9 de Agosto de 2016.
Al Congreso Nacional Indígena.
Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
A la Sexta Nacional e Internacional.
A los pueblos del mundo.
A los medios de comunicación.
Nueve
de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el discurso
oficial que esconde una realidad distinta a la que vivimos los pueblos
de todo el país.
Que festejar?
Quienes
festejan son aquellos que han mirado, codiciado nuestros territorios
pretendiendo destruir nuestra cosmogonía, aquellos que han considerado a
la naturaleza como simple objeto de mercancía.
El
gobierno que dice representarnos, proclama y reivindica la defensa de
los pueblos indígenas. Más aún, agrega más mentiras como lo hizo Peña
Nieto ante representantes de 193 países miembros de la ONU en septiembre
del 2014 durante la primera Conferencia Mundial de los Pueblos
Indígenas; “en México, estamos decididos a construir una verdadera
sociedad de derechos, en la que todas las personas independientemente de
su origen étnico, puedan ejercer en su vida diaria, los derechos y
libertades que reconoce nuestra constitución y los tratados
internacionales…”. Incluso, se atrevió a decir que: “cumpliendo los
compromisos internacionales se ha establecido un diálogo respetuoso y
directo con diversas comunidades indígenas…”.
Hoy
le decimos a esos 193 países, que las cosas en México, están como hace
500 años. La misma historia hecha con el silencio del dolor, el
desprecio, la marginación, la explotación y la muerte. La invisibilidad
social y jurídica; el terror y el despojo, son males implementados por
el estado Mexicano.
Aquí
están nuestras historias de luchas y resistencias que son de muerte y
vida, porque nosotras y nosotros hay que decirlo, luchamos por la vida,
por nuestra historia, nuestros territorios, nuestras culturas. Nuestras
hermanas y hermanos son agredidos, algunos también sucumbieron frente a
la agresión sin piedad de los que se creen nuevos conquistadores; sin
embargo, aquí seguimos con firmeza y de pie.
Nuestras
montañas, nuestros bosques majestuosos, nuestras llanuras, nuestras
aguas representadas en ríos y mares, han sido testigos de cómo han
pretendido despojarnos. No obstante, somos y seguiremos siendo; somos
guardianes de la tierra, la misma que heredamos de nuestros ancestros,
la misma que ellos nos exigen seguir defendiendo.
Los
que han acumulado riqueza, nos envían ofertas para comprar nuestras
tierras; nos envían palabras de amistad y progreso. Nosotras y nosotros,
les decimos que no nos interesa ni su amistad ni su progreso, porque la
Madre Tierra no se vende. Cómo vender lo que es sagrado para nosotros:
el agua, el bosque, el río, el aire, el conejo, el coyote, el venado, la
serpiente; cómo vender nuestra memoria, nuestras raíces, nuestra
existencia.
Denunciamos
ante el mundo, que las políticas hacia nosotros los indígenas, están
llenas de mentiras y traiciones en los tres niveles de gobierno de
nuestro país. Pretenden usarnos como folklore, para que los que
gobiernan se disfracen de indígenas y se tomen fotografías con aquellas
hermanas y hermanos que se han dejado engañar. Donde pueden, imponen
hermanos a modo para que ellos los representen en sus malas políticas.
Incluso, han hecho que en muchas comunidades, olvidemos nuestra forma de
organización comunitaria y que podemos elegir a quienes nos representan
de manera libre, sin policía, sin Ejército, sin gobiernos y partidos
corruptos, asesinos …
Denunciamos
las constantes violaciones a nuestros derechos humanos en la comunidad
otomí hñätoh de San Francisco Xochicuautla, por la imposición de la
autopista privada Toluca-Naucalpan, misma que fue concesionada por
Enrique Peña Nieto a la empresa Teya S.A de C.V., filial del Grupo Higa,
de Juan Armando Hinojosa Cantú. No olvidamos ni perdonamos la última
agresión ocurrida los días 11 y 12 de abril del presente año. La empresa
continúa en desacato, a la decisión de los tribunales, que amparan a la
comunidad y cuya resolución, es la suspensión definitiva de los
trabajos carreteros. Condenamos enérgicamente que después de derribar la
casa y destruir el patrimonio de la familia de nuestro compañero
Armando García, a la fecha, el gobierno del Estado de México, no han
efectuado la reparación del daño ni los agravios ocasionados. Nuestras
compañeras y compañeros, habitan una vivienda provisional, en
condiciones precarias.
Así
mismo, denunciamos el hostigamiento contra nuestras hermanas y hermanos
hermanos choles del Ejido de Tila, Chiapas. Exigimos un alto a las
persecuciones y provocaciones por parte de paramilitares y del Ejército.
Demandamos respeto a su autonomía.
De
igual manera, denunciamos que se han agudizado los despojos de tierra,
así como los intentos de privatización del agua en diferentes
comunidades. Denunciamos la agresión a nuestras hermanas y hermanos del
Municipio de Coyotepec; los presos políticos de San Pedro Tlanixco por
defender su agua; el despojo del agua a nuestros hermanos de las
comunidades de la Tribu Yaqui; la contaminación del Río Sonora hecha por
la empresa minera Grupo México; el despojo contra el territorio del
pueblo Seri Comcac y la imposición del aeropuerto en las comunidades de
San Salvador Atenco y Texcoco, son sólo algunos ejemplos de la realidad
que vivimos los indígenas en México.
Hermanas
y hermanos: este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, nada
tenemos que festejar. Alzamos la voz, los puños y nuestra dignidad
inquebrantable. Llamamos a juntar nuestras rabias y a festejar nuestras
resistencias; llamamos a defender lo que es nuestro, primeros en tiempo y
primeros en derecho.
Nunca más un México sin nosotros.
Somos tierra y territorio; somos dignidad que no se rinde, que no se vende.
Consejo Supremo Indígena de San Francisco Xochicuautla.
Frente de Pueblos Indígenas en Defensa de la Madre Tierra.
Fotografías Miguel Ángel Xochicuautla
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