Radio Fe y Alegría
A propósito de la reunión que organizara el presidente Nicolás Maduro con los indígenas de Venezuela, el profesor universitario de la etnia Warao Basilio López, manifestó la mañana de este lunes 24/3/14, que la actual crisis política y económica del país afecta a todos los sectores de la población, incluyendo a los indígenas.
Para López, el gobierno nacional no puede hablar de paz cuando la situación del indígena es de marginalidad y abandono: “El mismo gobierno promueve la incomodidad que hay actualmente, ya que la economía no está nada bien, y los más afectados son los indígenas”. Para el Warao, factores como la escasez y el alto costo de la vida hacen que los más empobrecidos no vivan en paz.
El profesor
universitario, también hizo referencia a las deudas que tiene el actual
mandato nacional con los pueblos indígenas, tal es el caso de la
demarcación del territorio indígena.
“Hay que
solucionar todos los problemas que vivimos los Waraos, a partir de allí
yo creo que si cabría hablar de paz”. Basilio tildó al gobierno de
hipócrita por hablar de diálogo pero mantener a los supuestos colectivos
armados en las calles.
Anexo: Un reporte de la vida cotidiana del pueblo Warao
[Lo que sigue fue publicado por la periodista Natalie García en el diario guayanés Correo del Caroní
hace 3 años -el 7/4/2011-, pero como constata cualquiera que vaya a esa
región, sigue siendo descripción fidedigna de lo que padecen los
Warao.]
«A escasos
metros del Orinoco y bajo la sombra de un árbol de mango fueron
enterrados dos bebés que fallecieron en la comunidad Warao de
Cambalache. Los infantes de 1 y 2 años respectivamente perdieron la vida
a causa de la desnutrición, una escena cada vez más común en la
localidad que subsiste del reciclaje en el vertedero municipal.
Esta es la
primera vez que los mismos indígenas tienen que sepultar a su gente
porque no cuentan con el apoyo para hacer lo propio en el Cementerio
Municipal. Aunque pidieron ayuda a la Alcaldía e intentaron conseguir
cómo trasladar los cadáveres la colaboración les fue negada.
“Los
acabamos de enterrar, la niña que murió el sábado ya estaba casi
descompuesta, estaba que explotaba, en vista de que no hubo cómo tuvimos
que llevarla allá donde usted ve esa mata grande de mango y
enterrarlos, esto no se había visto nunca, nunca pero no pudimos hacer
más nada”, expresó Pedro La Rosa, capitán de la comunidad.
Explican los
habitantes que el primer hecho ocurrió el sábado, cuando una niña
apareció muerta. El lunes mientras un grupo intentaba conseguir la urna,
hacer los papeles respectivos e intentar lograr su traslado para el
cementerio, un segundo niño de otra familia pereció.
Decisiones radicales
La comunidad
en vista de la situación acudió a las autoridades informándoles de la
situación y de las precarias condiciones de los familiares y la
imposibilidad de darles una sepultura digna en el cementerio. Por más
que intentaron, de ninguna parte salió la colaboración para conseguir
las urnas y los fosos en el camposanto. Mientras tanto los cadáveres
estaban sin resguardo adecuado en Cambalache, pudriéndose.
Los olores,
la posibilidad de transmisión de enfermedades y el impedimento de hallar
una solución al inmediato plazo hizo tomar la determinación a los
líderes de la comunidad, que armados de valor tomaron los cuerpecitos de
los inocentes, cavaron dos hoyos profundos cerca del río y les dieron
el último adiós.
La
indignación a raíz del suceso ocurrido este miércoles fue total. Los
miembros más activos de los waraos manifestaron sus molestias y su
dolor. “Salimos de los caños de Delta Amacuro para vivir en mejores
condiciones y ahora se nos presenta esto, no me entra en la cabeza”,
dijo María Lourdes Estrella, miembro del sector.
Por su parte
César Frutillet, sargento segundo de la milicia y residente de la
comunidad indígena de Cambalache, indicó que está decepcionado y muy
molesto por lo sucedido. “Cómo es posible que no hayamos conseguido
apoyo, ayuda, que nos hayan dicho que no hay carro, estamos muy
molestos. Esto es culpa de la Alcaldía que debería responder, que tiene
un carro a disposición para los pueblos indígenas, ya otras veces se ha
hecho, por qué esta vez no, si yo hubiese tenido mi carro bueno yo
hubiese asumido eso, pero el carro está dañado, cómo es que no hay
ayuda”.
Problema estructural
Además de la
Alcaldía de Caroní ni el Ministerio de los Pueblos Indígenas ni las
autoridades que representan a los habitantes ancestrales se ocuparon de
prestar ayuda alguna. Pese a esto la comunidad va más allá de la muerte
de los niños y señala que tiene un problema de pobreza extrema evidente.
“Cada vez es
más común que pasen muertes así, por desnutrición”, asegura Pedro La
Rosa, quien revela que el Gobierno sólo va a la zona cuando les interesa
y no para resolverles los problemas en materia de servicios, empleos y
necesidades.
En su
mayoría los indígenas de Cambalache viven de hacer reciclaje en el
vertedero local. Entre la basura buscan latas, cables, cosas de valor
que se puedan vender.
Antonio
Valenzuela, cacique de los indígenas en el lugar, habló medio en su
lengua y medio en castellano, de las dificultades que atraviesan y de la
“manipulación política” de la que son víctimas.
“Yo trabajé
con la Alcaldía, y puedo decir que José Ramón López es un vagabundo,
sólo vienen acá a buscar votos, todos son iguales, lo único que le dan a
los indígenas es una camisa y una gorra roja y 20 bolívares para que
voten por ellos, pero no hay nada para las comunidades, nada de verdad”.
Agrega que
si bien muchas personas medio logran comer y atender algunas necesidades
por su trabajo informal en el botadero de basura, este no tiene las
condiciones necesarias ni es la alternativa de sustento que ellos
pretenden seguir asumiendo.
“Necesitamos
empleos, salidas, algo. Es mentira que nosotros comamos de la basura.
Nosotros trabajamos allí y compramos en las tiendas, pero el sitio nos
enferma, no hay operativos médicos, estamos molestos porque fíjese cómo
vivimos, mire bien esta comunidad, estamos como cochinos, peor que
cochinos, eso no es justo, no lo es, aquí nada sirve y no hay ayudas,
algo del gobierno que nos permita estar decentes, y no así con nuestros
niños de 8 y 7 años obligados a ir al vertedero para conseguir el dinero
para comer”, expresó.
¡Soluciones ya!
Los
residentes de la comunidad indígena Warao de Cambalache exigen al
gobierno local y regional, así como a las autoridades de los pueblos
originarios hacer algo para que no haya más muertes ni más casos como el
entierro de los dos bebés bajo un árbol por falta de ayuda.
Pedro La
Rosa, capitán de la comunidad, indicó que “esto no es un juego, se trata
de la vida de las personas y lo que por primera vez ocurrió no queremos
que se repita”.
Por su
parte, María Lourdes Estrella destacó la necesidad de que ellos sean
incorporados a una vida económica distinta a la del vertedero, que les
ocasiona enfermedades y no les da para vivir dignamente.
De igual
manera piden que se retomen los operativos médicos que les llevaban a la
zona cada 15 días o les pongan un dispensario donde tener atención
calificada, orientación y medicamentos que permitan mitigar los efectos
de una pobreza a la que le están huyendo desde hace 11 años cuando
salieron de los caños en Delta Amacuro en busca de un destino mejor.»
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