Ecologistas en Acción ha exigido al BBVA en un acto público que deje
de financiar el proyecto DAPL reactivado recientemente por Donald Trump,
que supone una grave amenaza social y medioambiental para territorios
sagrados de poblaciones nativas americanas.
Como parte de la campaña internacional DeFundDAPL,
Ecologistas en Acción ha entregado esta mañana en una oficina del BBVA
del centro de Madrid un manifiesto con más de 700.000 firmas para exigir
a la entidad bancaria que se retire del consorcio que financia el
proyecto Dakota Access Pipeline (DAPL). El acto público ha
denunciado la construcción de este oleoducto y ha mostrado su
solidaridad con los pueblos originarios de Dakota del Norte cuyos
derechos se ven vulnerados por su desarrollo.
El proyecto DAPL supone la construcción de un oleoducto de 1.770
kilómetros que prevé transportar más de 500.000 barriles de crudo
diarios desde Dakota del Norte hacia el este y sur de Estados Unidos, lo
cual tiene graves consecuencias sociales, culturales y ambientales. De
terminar de construirse, el oleoducto dividirá los territorios sagrados
de los nativos americanos. Además, amenaza la calidad del aire y los
recursos hídricos en la región, al afectar directamente al río Missouri.
Por tal motivo se ha generado un importante movimiento internacional
de oposición, liderado por la tribu Sioux de Standing Rock, apoyada por
los gobiernos tribales de más de 280 pueblos y con aliados en todo el
mundo. Exigen al consorcio bancario que financia el proyecto que se
retire del mismo y llama a la desinversión en estos bancos si no se
retiran.
La campaña DefundDAPL ha conseguido ya más de 700.000 adhesiones y la
retirada de más de 50 millones de dólares de los bancos involucrados en
el oleoducto Dakota Access. Las crecientes movilizaciones
mundiales lograron que la administración Obama paralizase temporalmente
el proyecto, pero el nuevo presidente, Donald Trump, ha firmado una
orden ejecutiva para reactivarlo.
La represa de Ilisu, en el río Tigris, es otro proyecto
extremadamente polémico que el BBVA financia a través de su entidad
subsidiaria Garanti Bank. Desplazaría a unas 80.000 personas, en su
mayoría kurdos. Este embalse inundará la ciudad histórica de Hasankyef
así como numerosos enterramientos y lugares sagrados para el pueblo
kurdo. La construcción de esta infraestructura no hace más que agravar
el conflicto político-militar existente en el Kurdistán turco y supone
un aumento de la militarización de la zona.
Tanto el proyecto DAPL como la presa de Ilisu violan los Principios
de Ecuador, un marco voluntario de buenas prácticas para instituciones
financieras firmado por el BBVA por el que se compromete a no financiar
proyectos que carezcan de la participación efectiva de los grupos de
interés (las poblaciones afectadas) y de una revisión independiente.
Asímismo, ponen en riesgo el cumplimiento de los objetivos de París
en materia de cambio climático, algo especialmente evidente en el caso
del proyecto DAPL. Este oleoducto supondría un impulso a la explotación
de petróleo de esquisto mediante técnicas de fracking, que
conlleva mayores emisiones de gases de efecto invernadero que el
petróleo convencional. La introducción de estos nuevos petróleos no
convencionales imposibilitará que permanezcamos por debajo de los 2 ºC
de incremento de la temperatura global.
Ecologistas en Acción denuncia que el BBVA intenta transmitir una
imagen de compromiso social y ambiental a través de distintos
mecanismos, mientras apoya estos proyectos que destruyen el medio
ambiente, agravan el cambio climático y violan los derechos humanos. La
Fundación BBVA otorga anualmente el premio ’Fronteras del Conocimiento’
en la categoría de cambio climático, que este año ha recaído en dos
prestigiosos climatólogos, dando a entender una supuesta preocupación de
la entidad por el clima que no concuerda con sus intereses petroleros.
Otro ejemplo de estas técnicas publicitarias destinadas a mejorar su
imagen pública es el patrocinio por parte de la Fundación BBVA del
proyecto Reservial para el estudio y la determinación de reservas
naturales fluviales en el Estado español, a la vez que financia la
construcción de megaembalses en otros países que destruyen ecosistemas
enteros.
Ecologistas en Acción denuncia la hipocresía que supone la utilización de estas prácticas de marketing verde y exige al BBVA que retire todo apoyo financiero a la construcción de la represa de Ilisu y del oleoducto Dakota Access Pipeline. Pide, además, que se comprometa a no participar en el futuro en proyectos de estas características.
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