– Informe “El progreso puede matar” muestra al pueblo guaraní kaiowá como el más afectado por suicidios en el mundo.
Servindi.- Un reporte publicado por la organización Survival International
reveló que los mecanismos usados por los gobiernos para incentivar al
progreso y desarrollo a las comunidades indígenas en el mundo no están
funcionando adecuadamente.
Un ejemplo es la elevada tasa de suicidios mostrada en el estudio “El progreso puede matar”, que pone en un preocupante primer lugar al pueblo nativo Guaraní Kaiowá, que habita el sur de Brasil.
El texto refiere que dicha etnia presenta un índice de suicidios 34
veces más en relación al promedio nacional en Brasil; y es
estadísticamente el más alto a nivel mundial.El documento también menciona que existen otros grupos de aborígenes afectados por este trastorno en Australia y en Alaska, al norte de Estados Unidos.
Según Survival, estos escenarios se deben al “inevitable resultado del histórico y continuo robo de sus tierras y del ‘desarrollo’ al que son forzados a seguir”.
Trastornos
Por otro lado, el informe menciona el crecimiento de otros problemas relacionados con la salud como son el alcoholismo, la obesidad, la depresión y la desnutrición.Por ejemplo, se menciona el crecimiento de infecciones por VIH/Sida en Papúa Occidental, en Oceanía, ya que desde el año 2000 no se presentaba ningún caso, hasta que en el 2015 se contabilizaron más de 10 mil personas contagiadas.
La tasa de mortalidad infantil entre aborígenes de Australia resulta ser el doble que en la sociedad de ese país en general.
El problema de la desnutrición es evidente entre los niños guaraníes de Brasil, quienes se ven obligados a vivir en las carreteras mientras que los nativos americanos aquejan de sobrepeso y obesidad ya que no tienen una opción diferente que no sea la denominada comida chatarra.
Críticas
Las estadísticas mostradas por Survival concluyeron que las consecuencias de forzar a las sociedades tribales a alcanzar un supuesto “progreso” y “desarrollo” son que los indígenas se alejen cada vez más de sus alimentos sostenibles y se acerquen a la pobreza y marginación.Para ilustrar el penoso escenario, el colectivo internacional recogió las declaraciones de Roy Sesana, indígena bosquimano de Bostwana que en 2002 fue despojado de su territorio, quien cuestionó el modelo de desarrollo que sostiene se le impuso.
“¿Qué tipo de desarrollo es este que hace llevar a las personas vidas más cortas que antes?”, se pregunta Sesana.
Explica así que cada vez son más las personas en las comunidades las portan el VIH, de otro lado en las escuelas los niños son golpeados y por eso ya no quieren ir. Otros -sostiene- comienzan a prostituirse y se vuelven adictos al alcohol.
Ahora en las comunidades “están empezando a suicidarse. Nunca vimos esto antes, ¿esto es desarrollo?”, sentenció.
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