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20 jun 2013

Acusando a los hijos de Sabino se pretende salvar a ganaderos involucrados en su asesinato

Con el silencio de las máximas autoridades del Ministerio Público y del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Ineriores, Justicia y Paz, y las acusaciones manías del CICPC/El Nacional (14/06/13: Ciudadanos Sucesos 12) contra los hijos de Sabino se pretende proteger los dos ganaderos que pagaron para asesinar a Sabino Romero Izarra, así como a los sicarios contratados con dinero recolectado. Ganaderos, verdugos, policía y periodistas están huyendo pa’ lante, pero se les ve la costura desde lejos.
La ciudadana Dr. Luisa Ortega Díaz y el ciudadano Miguel Rodríguez Torres deben decirle la verdad al pueblo venezolano y en especial a su familia sobre quiénes son los actores materiales e intelectuales del asesinato de Sabino, en lugar de permitir que sus subalternos sigan inventando en Machiques y Maracaibo malabarismos administrativos y policiales más cercanos a la novela policial de pacotilla que a una investigación penal seria que tenga la búsqueda de la verdad como su principal objetivo, en este último artificio que montaron se lee: “De acuerdo con las pesquisas por agentes de la subdelegación de esa localidad y de la División Antiextorsión y Secuestro, se determinó que Isidro y Sabino Romero Martínez, de 24 y 28 años de edad respectivamente, estarían implicados en el secuestro del ganadero Miguel Ángel Quivera Martínez, de 38 años de edad, y del obrero colombiano Rubén Epiayuu Fernández…Los plagiaron fueron vistos cuando se llevaban a Quivera y al obrero en motocicletas. Eran cinco encapuchados que vestían ropa camuflada tipo militar y llevaban armas largas... Los cruces de llamadas establecieron que los hermanos usaron un teléfono personal durante las negociaciones con un amigo del ganadero, que facilitó el dinero. Uno de los teléfonos usados tenía la inscripción “Sabinito” en la carcasa. El cobro del rescate lo hizo una mujer en el sector El Tocuco” (El Nacional, 14/06/13, Javier Ignacio Mayorca).
Esta publicación del diario “El Nacional”, deja ver claramente el alcance de los tentáculos que tienen los rostros del poder de Machiques y Maracaibo. Esos que hoy se mueven para que no sean develados públicamente y llevados a juicio para determinar su participación en el asesinato del Cacique Sabino Romero, para ello, hacen uso de la canalla mediática, una de sus armas más poderosas, que les ha funcionado a lo largo de la historia por tratarse de la misma clase, la misma de los dueños de las empresas de la comunicación, una clase que con sus trabajadores al servicio del dinero utilizan las herramientas que sean necesarias para materializar el odio que los mueve, el racismo que los lleva a buscar métodos más sofisticados que los usados por sus antepasados cuando salían a cazar indígenas para despojarlos de sus territorios. Las herramientas que utilizan varían según el contexto y el propósito cuando requieren eliminar un peligro inminente a sus intereses, bien sea para desaparecer físicamente a un luchador de un pueblo digno y de una lucha digna o para deshacerse de un testigo cuya declaración podría hundirlos en una sala de juicio, ellos según el caso seleccionan la herramienta que mejor les convenga: puede ser un sicario con armas de fuego y cuchillo para sacar los ojos y sembrar el pánico (como lo hicieron con el luchador Alexander Fernández Fernández y su hermano José Luis), o cuando necesitan métodos más finos, más delicados, entonces usan plumas, lápices, grabadores, periodistas y empresas de comunicación.
Salvar a la empresa de comunicación sería ingenuo a estas alturas, sería desconocer los intereses de clase, pero observar un trabajador de la comunicación, que debió conocer en la universidad donde estudió los principios deontológicos del oficio al que dedica su vida si es realmente lamentable, leer cómo aborda un tema sin conocer la menor referencia histórica al respecto, poniéndose al servicio de intereses oscuros, redactando una noticia sin fuentes humanas claras, sin soporte informativo alguno, prestándose a una maniobra policial desarrollada desde Machiques y Maracaibo en beneficio de los implicados en la muerte del Gran Cacique Yukpa Caribe Sabino Romero, reproduciendo el mismo esquema en el tratamiento de noticias que lo criminalizaron en vida y que durante todos estos años ha desarrollado sistemáticamente el diario regional “La Verdad” ante el tema, repetimos, es lamentable, más aun, preocupa. No se necesita ser un gran analista para darse cuenta que esta noticia tiene la intención comunicativa de generarle sombra a Sabino y a su familia, haciéndola pasar por una familia de delincuentes y pillos, de quienes hay que cuidarse y así agradecer a los asesinos y sus contratantes ganaderos de la ciudad de Machiques el esfuerzo que hacen por eliminar de raíz, lo que desde su parecer racista, es ese cáncer en metástasis.
Sin embargo, la estrategia que subyace es más perversa en el juego de las relaciones de poder, estas trampas mediáticas, estas hoyas periodísticas hirviendo de miserias humanas junto a otras formas de ejecución como el asesinato, lo que buscan es eliminar a los testigos claves para demostrar y penalizar las autorías del homicidio del cacique Sabino Romero, ante un escenario judicial donde todo apunta hacia la radicación de la caso fuera del estado Zulia, dado los poderosos intereses que están en juego en este asesinato. Eso es lo que está en juego, lo que se están jugando, pero insistimos, deben actuar las fuerzas del Estado revolucionario con firmeza y decisión, las autoridades no pueden permitir que les desmantelen los testigos y medios probatorios que permitirán hacer justicia en un juicio que el pueblo venezolano espera y que permitirá reivindicar en este primer Gobierno chavista las banderas contra la impunidad que tanto señaló el Presidente Chávez, necesario es actuar con diligencia para que los siervos de armas, corbatas y lápices no logren hacer del caso una entelequia que en la sala de juicio se convierta en un castillo de arena que al menor pavoneo del poder ganadero se desmorone y cuya sentencia sólo permita hacer pagar ante la justicia venezolana a dos o tres sicarios que hasta los monaguillos de Machiques conocen de sus andanzas.
Es necesario seguir movilizados denunciando ante las instituciones del Estado, junto al movimiento social, colectivos y los pueblos indígenas que luchan por la recuperación de sus territorios la manera cómo se ha venido tejiendo el modus operandi de quienes pretenden proteger y salvar de la justicia a los sujetos que idearon y ejecutaron el día 3 de marzo la orden de matar al Gran Cacique Yukpa Caribe Sabino Romero.
Sociedad Homoetnatura
 

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