“Ante
El Dilema De La Tierra Y El Oro, Me Quedo Con La Tierra” estas
palabras las profirió el entonces candidato presidencial Hugo Chávez
Frías a un grupo de personas ligadas al tema ecológico,
conservacionistas y luchadores sociales. Podemos imaginar lo que estas,
ocasionaron en los allí reunidos.
El estado Venezolano, como cualquier
otro, tiene una naturaleza represiva y es a la vez un instrumento y
medio al servicio de una clase social; a lo que a nosotros concierne,
éste ha mantenido una permanente política de defensa de los intereses
que conforman el poder constituido. Por esto no debemos ignorar el
carácter genocida de este estado, que en, lo esencial obedece a su
conformación estructural, en correspondencia con una superestructura
(ideológico, jurídico, religiosos, etc) para su supervivencia.
Recordemos por un momento, los mas de 10.000 muertos y desaparecidos en
la llamada Cuarta República, sin incluir los del llamado Caracazo (mas
de 5.000) de acuerdo a versiones de corresponsales extranjeros que
vivieron aquellos sucesos, como el desangramiento que a diario se vive
en nuestras calles, ocupando un lugar de “privilegio” las cárceles
venezolanas.
Desde la llegada de los conquistadores a
nuestras tierras, han transcurrido 515 años aproximadamente, en toda
esa larga etapa de la llamada conquista, mas de 80 millones de personas
perecieron a manos de los europeos. Pueblos enteros de las etnias que
habitaron lo que hoy llamamos Venezuela, fueron destruidos (mas
ferocidad y crueldad concentraban hacia aquellos que no se doblegaban),
de igual manera, posteriormente sumaron a esta larga lista de crímenes, a
los que secuestraban en el continente africano para convertirlo en
esclavizados.
Con el surgimiento del estado moderno,
las formas han cambiado (hoy se habla de derechos humanos), casi todas
las constituciones y el derecho internacional garantizan el derecho a la
vida y el respeto al otro (no importando el color de la piel, ni la
forma de pensar, tampoco su inclinación sexual). Pero la realidad es
otra. El verdadero poder en el mundo en que vivimos, sigue estando
sujeto a la vieja ecuación del poder constituido, pero de igual forma, a
ese que se ejerce detrás, a oscuras, la mayoría de las veces
representado por el primero que nombramos. No es de extrañar la estrecha
vinculación existente y cuando les conviene, la participación en
hermandad, de todos los factores, cuando piensen que sus intereses están
en peligro.
Hay profesionales de la ciencia sociales
(sociólogos, antropólogos) que de alguna manera han criminalizado la
lucha de los pueblos indígenas, incluso relacionándolos con grupos
políticos de tendencias radicales, yendo hasta el extremo de llamarlos
guerrilleros o con algún nexo con estos factores alzados en armas. De
hecho, una acusación de esta índole, en la mayoría de los casos es una
clara sentencia de muerte que, puede ser ejecutada por el componente
militar (guardia nacional, paramilitares) como por los terratenientes y
ganaderos en una unidad de intereses emparentados con las
transnacionales del carbón y otros elementos estratégicos que se hayan
en la zona.
Bien es sabido la actitud de lucha de
Sabino Romero por la defensa de su comunidad y por el rescate de la
tierra que le fueron arrebatado por el poder constituido, también de
todas las acusaciones en su contra, además del tiempo que pasó preso
por ejercer el legitimo derecho a la defensa. Es igualmente conocido que
este digno representante del pueblo YUPPA, estaba sentenciado a muerte
por las transnacionales del carbón, los terratenientes-ganaderos y los
sicarios y militares que son sostén y garantizan de cualquier manera los
intereses de esa oligarquía que viene reinando en la frontera y en el
Estado Zulia. La muerte de Sabino Romero fue ejecutada por mandato del
capital. De igual forma, esta manera de actuar, es una orden permanente
en contra de todos aquellos que luchan contra los interese que se mueven
en la región.
Nuestra indignación por el crimen
cometido, no nos debe llevar a ninguna flaqueza, al contrario, debemos
arreciar nuestra lucha en un gran abanico de proyectos, donde lo
concerniente al llamado problema indígena, ocupe el lugar
correspondiente junto a la lucha de los campesinos, pequeños
propietarios, trabajadores colombianos, inmigrantes a la fuerza,
producto de la guerra que se escenifica en Colombia. La lucha de los
pueblos indígenas se vincula a la de los pescadores en contra del puerto
de aguas profundas, Puerto América (en el Zulia) como el que se piensa
construir en Araya. Son los intereses de las corporaciones
transnacionales en convivencia y el respaldo de un estado hipertrofiado
que obedece a su naturaleza de clase.
El acoso contra Sabino Romero era
continuo, desde el corte de luz de su lugar de habitación, pasando por
la permanente presencia de la guardia nacional en su papel de guerra
psicológica. Factores de poder habían puesto precio a su cabeza, lo
asesinaron físicamente y hoy están celebrando, pero deben recordar que
la lucha continúa y esto que aconteció en el Zulia debe servir de aviso a
los pueblos indígenas del Estado Bolívar y Amazonas, donde con el visto
bueno del gobierno, factores del capital internacional han hecho
presencia para la explotación aurífera y los mas seguro, otros
materiales de contenido estratégico.
Cerramos este escrito denuncia con la
cita que hicimos del presidente Hugo Chávez Frías (La tierra para
enterrar a todos aquellos que osan oponerse al poder en cualquiera de
sus expresiones y el oro para cederlo a ese mismo poder).
LA LUCHA CONTINÚA
APOYEMOS CON TODAS NUESTRAS CAPACIDADES LA LUCHA DE LOS PUEBLOS INDIGENAS.
NO A LA ENTREGA DE NUESTRA RIQUEZAS AL CAPITAL TRANSNACIONAL.
NO A LA PRESENCIA IMPERILISTA EN NUESTRAS FRONTERAS Y AMAZONIA.
JUSTICIA INDIA CONTRA LOS ASESINOS DE SABINO ROMERO
Autores:
Cruz Mariela Salazar Rodríguez
José Jiménez
Carlos A Cumana
Pablo Rodríguez
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