Por Jorge Choque
Servindi.- Más de 300 indígenas embera eyabida desplazados por el fuego cruzado entre el Ejército y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) no pueden retornar a sus comunidades debido a que no existen las condiciones que garanticen la seguridad de sus vidas.
Pese a que para el martes 21 de julio se tenía previsto el retorno a sus comunidades la presidenta de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), Aida Suárez, señaló que aún persiste el miedo y la preocupación. Así lo reportó RCN Radio.
Como se recuerda, un aproximado de 350 aborígenes en el municipio de Urrao, en Antioquia, dejaron sus hogares el 7 de julio por el recrudecimiento de los enfrentamientos entre las Farc y el Ejército y buscaron refugio de emergencia en otras comunidades.
La OIA anunció aquel entonces acerca de la grave situación de 10 comunidades indígenas y lamentó que se registren estos hechos de hostigamiento que ponen en riesgo la vida de cientos de embera, mientras se efectúan negociaciones de paz entre el Gobierno y las Farc en La Habana, Cuba.
De acuerdo a la pasada publicación, la OIA dijo que la preocupación por parte de las autoridades indígenas del departamento también radica en la siembra indiscriminada de minas antipersona en lo que va el 2015, en los municipios de Urrao, Ituango, Taraza y Segovia.
En esos lugares también se registraron confrontaciones, precisó la OIA.
Los desplazados y muertos que alzan su voz
Pese a que junto a los campesinos y a los afrocolombianos son los más afectados por la confrontación interna, los indígenas no participan en las negociaciones en Cuba que teóricamente busca poner fin al conflicto.Sin embargo, las organizaciones indígenas permanentemente intentan ser escuchadas mediante pronunciamientos que exigen un definitivo cese al fuego y la ejecución de un tratado de paz.
En más de medio siglo de conflicto armado donde participan guerrillas, paramilitares y agentes de Estado, oficialmente se han registrado al menos 220 mil muertos y más de 6 millones de desplazados en general.
Departamentos como el Cauca, Valle del Cauca, Antioquia, Chocó, Nariño, Risaralda, entre otros, son los lugares en donde la población indígena padece de forma persistente la amenaza del Ejército, de la guerrilla y de grupos paramilitares.
Muchos de los indígenas son asesinados o amenazados por éstos ya sea por estar en medio del conflicto armado o por denunciar la presencia de personas armadas que realizan actividades ilícitas como la minería ilegal o el narcotráfico.
En medio de un estado incesante de miedo, los indígenas, además de campesinos y sobre todo afrodescendientes, se ven obligados a dejar sus hogares y buscar refugios en otras comunidades distantes.
Este constante hostigamiento también ha causado un confinamiento indígena en sus resguardos debido a la amenaza que sufren de parte de los grupos armados, obligándolos a suspender actividades importantes como la agricultura.
Todos este trágico entorno se agudiza debido al escaso acceso a la salud y la desnutrición que sufre la población originaria de Colombia, especialmente los niños.
Según el último reporte de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), de enero a octubre del 2014 perdieron la vida 48 niños originarios colombianos por falta de acceso a la salud y desnutrición.
Igual situación se dio el 2013, ya que 1 de cada 4 niños nativos murieron antes de cumplir los 6 años, de acuerdo a la Fundación Agencia de Comunicaciones Periodismo Alianza de la Niñez, el Desarrollo Social y la Investigación (Pandi).
Según el anuario El Mundo Indígena 2014 hoy existen aproximadamente 1’378 884 indígenas en Colombia, que representa el 3.4 por ciento de la población general del país, distribuidos en 87 pueblos que habitan ecosistemas tan diferentes como los Andes, la Amazonía, el Pacífico, los Llanos Orientales y la desértica península de La Guajira.
El informe precisa que casi una tercera parte del territorio nacional colombiano son Resguardos Indígenas, gran parte de ellas invadidas por empresas petroleras, mineras, bananeras, palmicultoras, madereras, ganaderas y de cultivos ilícitos.
Cabe precisar, sin embargo, que el 60 por ciento de los desplazados en Colombia son afrodescendientes, anota la publicación que edita el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA).
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