El
pasado viernes 20 de mayo, se presentó en el auditorio de la
Biblioteca Regional el pensador, activista y periodista mapuche Pedro
Cayuqueo. Director de Mapuche Times y conductor del programa Kulmapu en
CNN Chile, ha participado en múltiples iniciativas políticas y
periodísticas, destacando el periódico Azkintuwe, el cual llegó a los
cinco mil ejemplares repartidos entre Chile y Argentina.
Aprovechando su paso breve por
Antofagasta, Pedro nos concedió una extensa y amena entrevista, en la
cual se tocaron variados temas relacionados al pueblo mapuche, desde su
historia, su organización, su lucha, hasta las relaciones existentes
entre la cosmovisión mapuche y los planteamientos anarquistas.
LA HISTORIA DEL PUEBLO MAPUCHE
ESA: En Antofagasta,
por razones geográficas principalmente, es que desconocemos en gran
medida la cultura mapuche y su historia, que por lo demás, en momentos
claves ha estado marcada por períodos de lucha y resistencia. ¿Podrías
contarnos algo al respecto?
P. CAYUQUEO:
En Chile se relata al pueblo mapuche como un pueblo atrasado del
pasado, que vivió en los tiempos coloniales entre el río Biobío y
Toltén, que lucharon contra los españoles, y que luego fue integrado a
Chile y Argentina. Eso es lo que se enseña en los colegios, y esa es la
imagen que queda del pueblo mapuche: la de un pueblo bárbaro, primitivo,
de una sociedad atrasada que finalmente fue integrada a los estados
occidentales modernos. Ese es el mito de la civilización versus la
barbarie, y en base a esto es que los estados avanzaron hacia el
territorio indígena. Eso es lo que puede pensar un chileno que ha
recibido una mala educación en el colegio.
En cambio, desde los mapuche la visión es
distinta. Nosotros somos un pueblo que dio una heroica resistencia, no
tan solo al imperio español, sino que en primera instancia al imperio
inca. Esa es la primera resistencia documentada, que la sabemos a través
de nuestros relatos y cantos. Nosotros derrotamos al imperio más grande
del mundo prehispánico y también al imperio más importante del mundo
occidental. Esa resistencia de 300 años, nos permitió ser la primera
nación independiente de América. Se dice que la primera nación
independiente es Estados Unidos; bueno la nación mapuche se independizó
el año 1641 a través del Pacto de Quilín, el cual fue firmado por el Rey
Felipe II y por el pueblo mapuche. Por tanto en mi cultura, la imagen
de una sociedad atrasada y bárbara no existe, sino que existe el
recuerdo de una época de oro, de 300 años de convivencia con el español,
en la que se alcanzó un alto desarrollo a nivel cultural, social,
económico y comercial. Al convivir con los españoles, aparte de
transformarnos en formidables guerreros, nos hicimos buenos
comerciantes. El manejo del caballo, permitió expandirnos hacia el
Puelmapu en el siglo XVII, lo cual fue posible porque gozábamos de
libertad, la que estaba ratificada por los parlamentos con los
españoles.
Los parlamentos garantizaban la seguridad
de la capitanía general. Para la corona española, nosotros no éramos
una horda de salvajes, sino que nosotros éramos una nación, por eso es
que los parlamentos eran verdaderos acuerdos internacionales en donde el
imperio español reconocía las instituciones, el poder político, militar
y económico de la nación mapuche. Los parlamentos regulaban
extradiciones, tasas arancelarias, relaciones comerciales y pasavantes
para desplazarse entre ambas zonas. Todo esto, en la actualidad son
relaciones bilaterales a nivel de naciones.
ESA: ¿Cuándo cambia este trato entre mapuches y españoles en primer momento, y luego chilenos?
P. CAYUQUEO:
Mucho después de la independencia de Chile. Durante esta, la elite
criolla toma lo mapuche para hacer propaganda nacionalista. La elite
tenía que diferenciarse de España, romper el cordón umbilical con ellos,
por tanto utilizan a los grandes héroes de La Araucana, como
Caupolicán, Lautaro y Galvarino para fortalecer el sentimiento nacional.
No te olvides que la Logia Lautaro agrupaba a todos los libertadores
que tuvo América como Bolívar, San Martín, O’Higgins, Sucre. Imagínate
entonces el nivel de respeto y lo conocido que era lo mapuche en el cono
sur. Por eso es que se eligió al nombre de Lautaro como referente para
la liberación de todas las colonias en América.
Como bien sabemos, esta independencia de
la elite fue un asunto meramente económico. La independencia fue de
ellos, no de todos. Sin embargo, O’Higgins en una carta ampliamente
difundida, invita al pueblo mapuche reconociéndolos como nación libre, a
unir las fuerzas con los chilenos en el proceso libertador. José Miguel
Carrera también mantuvo relaciones con mapuche, sobre todo en el
Puelmapu, donde unido a lonkos realizaban malones, razón por la que fue
fusilado en Mendoza. Los padres de la patria utilizaron al pueblo
mapuche como medio propagandístico, pero también conociendo una
realidad: que el pueblo mapuche era una nación independiente.
El último parlamento que se hizo entre
los mapuche y el ahora estado de Chile, fue el de Tapihue en 1823. Allí,
básicamente se ratificaron todos los acuerdos desde el tiempo de la
colonia, es decir, todo lo referente a lo comercial, económico, aduanero
y relaciones diplomáticas. Se hablaba incluso de representantes mapuche
en Santiago.
Sergio Pinto, uno de los historiadores
que más admiro, afirma que esto cambia con la crisis de 1850 y producto
de ello, es que la elite chilena comienza a mirar con otros ojos a este
territorio libre. Esa crisis fue debido a la baja en el precio de las
materias primas, y Chile al ser un productor de materias primas, salitre
en el norte y trigo en el valle central, la economía se vio muy
mermada. La elite metropolitana entendió esto, por lo que la necesidad
de nuevas tierras para el cultivo se evidenció debido a los
requerimientos del mercado internacional. California, que en esos años
vivía la fiebre del oro, era el principal mercado del trigo.
El avance fue en primera instancia legal,
con la creación de la Provincia de Arauco el año 1852. Uno no crea una
provincia en un país extranjero, ¿no es cierto? Es como si Chile creara
una provincia en Tacna o en la Patagonia argentina: eso no se hace.
Bueno, Chile lo hizo y esa fue la herramienta para que comenzaran a
avanzar hacia el sur. Esto, como es de esperar, recibió el rechazo del
pueblo mapuche, comenzando así las primeras escaramuzas.
Esa guerra, de treinta años, fue una guerra desigual, una guerra en la que se intentaban equipara fuerzas en base al mito del guerrero mapuche, mito por lo demás, muy enraizado en la sociedad chilena desde los tiempos de la colonia.
Es en esta época que comienzan las ansias
expansionistas del estado de Chile, lo que se refleja tanto en el
norte, con la Guerra del Pacífico, así como en el sur, con la invasión
al territorio Mapuche. Nosotros estuvimos treinta años en guerra, años
en los que hubo un solo lapsus, que fue precisamente la Guerra del
Pacífico. Para nosotros, eso fue un respiro, un alivio, porque los
ejércitos se trajeron para acá, para el norte, lo que nos permitió
descansar algo. Bueno, sabemos que terminada la Guerra en el Norte,
todos los ejércitos se movilizaron al sur, finalizando así la guerra con
consecuencias nefastas para nosotros, ya que perdimos la independencia.
La guerra fue en ambos lados de la
cordillera. Los dos gobiernos avanzaron al mismo tiempo hacia el
Wallmapu, siendo las pampas argentinas escenario de grandes batallas, a
nivel de choque de ejércitos regulares. A diferencia del este lado de la
cordillera, en el Puelmapu la resistencia fue mayor.
Esa guerra, de treinta años, fue una
guerra desigual, una guerra en la que se intentaban equipara fuerzas en
base al mito del guerrero mapuche, mito por lo demás, muy enraizado en
la sociedad chilena desde los tiempos de la colonia.
ESA: De hecho en la Araucana se exacerba mucho la imagen del Mapuche guerrero…
P. CAYUQUEO:
Si, es que La Araucana hay que leerla como lo que es. La Araucana yo la
denomino como el primer libro de ficción que se escribió en América,
porque era un libro propagandístico. En el fondo, ese libro buscaba
decirle al rey “sabe que, nos estamos enfrentando a los espartanos acá.
Mándennos más lucas o si no, no sobrevivimos”. Por eso es que se crearon
héroes míticos, como Caupolicán por ejemplo. Yo no me creo eso de los
tres palos al hombro. Esa es una forma burda de relatar al otro, es como
reflejar que estos son tan tontos, tan brutos, que son capaces de
elegir a su líder con quién aguanta más un palo al hombro. Y cuando
estoy en Temuko, y veo la estatua de Caupolicán con mi hija, y ella me
pregunta: papá, ¿quién es el que está ahí? Yo le respondo que es un
trabajador forestal, porque yo no me compro esa imagen del mito de
Ercilla, porque ese libro fue escrito para la Corona.
Luego de la guerra se crea este sistema de reducciones, que es el nombre real de las comunidades. Las tierras se entregan con títulos perpetuos a los jefes de cada familia. Mi bisabuelo fue jefe de familia y le entregaron un título. Yo tengo el mismo enmarcado en la casa, donde sale el nombre de mi bisabuelo con la firma de Cornelio Saavedra, ¡y tener la firma de Cornelio Saavedra es como tener la firma de Adolfo Hitler en un documento!
Por lo que sabemos nosotros los Mapuche,
nunca se ha elegido al lonko o toki con quien aguanta más un palo al
horno, es una cosa ridícula. Por eso es que miro con cierto recelo la
historia mapuche contada por los españoles, pero los chilenos la usan
mucho, la siguen usando.
Esta guerra nosotros la tenemos muy
presente, porque esto fue hace ciento treinta años, nuestros bisabuelos
participaron en ella. Temuko tiene 130 años. Wanderers, el equipo de
Valparaíso, tiene 123. Esta cosa es muy reciente, es algo de antes de
ayer no más.
Luego de la guerra se crea este sistema
de reducciones, que es el nombre real de las comunidades. Las tierras se
entregan con títulos perpetuos a los jefes de cada familia. Mi
bisabuelo fue jefe de familia y le entregaron un título. Yo tengo el
mismo enmarcado en la casa, donde sale el nombre de mi bisabuelo con la
firma de Cornelio Saavedra, ¡y tener la firma de Cornelio Saavedra es
como tener la firma de Adolfo Hitler en un documento! Ese título a
merced lo tenemos ahí para nunca olvidarnos de lo que nos hicieron. Y es
que esto es muy reciente, de hace tres generaciones solamente. Cuando
nació mi bisabuelo eso no era Chile; él nació en un Wallmapu libre y
soberano. Cuando murió, vivía en una reducción, pobre, con malas
tierras, al lado de colonos chilenos y extranjeros, racistas, que por lo
demás tenían las mejores tierras. Te encargo el resentimiento de mi
bisabuelo, por lo que la enseñanza a mi abuelo, y luego a mi padre, fue
marcada por un espíritu muy crítico de lo que pasaba, junto con no
olvidar nunca lo que sucedió.
Por el lado chileno, se señala el fin de
la Guerra el año 1883 con la refundación de Villarrica. En la
actualidad, no hay ninguna placa que recuerde el pasado colonial de
Villarrica, y se nombra muy poco el que estuviera 300 años abandonada y
que los chilenos la encontraran en ruinas en medio de la selva. Temuko,
que se funda en noviembre de 1881, fue atacado ese mismo año por un
levantamiento mapuche, uno de los últimos documentados. Por el lado
nuestro, la resistencia culmina el año 1886 al rendirse el lonko
Calfucura en las pampas argentinas.
Esta guerra no nos quitó tan solo la
independencia, sino que nos quitó también un modelo económico que
teníamos, que se basaba en el comercio, en la ganadería, los textiles y
también la sal en la zona de las pampas. Calfucura, que para mí es el
gran líder mapuche de los últimos dos siglos, mantenía su poderío
económico y militar en base al control del comercio de la sal en la zona
de Las Salinas, al sur de Buenos Aires.
LA ECONOMÍA EN EL MUNDO MAPUCHE
ESA: ¿Podríamos hablar de un modelo económico propiamente mapuche?
P. CAYUQUEO:
Por supuesto, nosotros teníamos un modelo económico que no era ni
capitalista ni socialista, era mapuche. Este modelo se basaba en
principios mapuche fundamentales, como por ejemplo el Küme Mongen, que
es el buen vivir. Hoy día, la izquierda latinoamericana de una forma
bastante patuda diría yo, busca agarrarse de eso. Como ya cayeron los
socialismos reales, como no funcionó el comunismo aquí o allá, están
tratando de agarrarse de la cosmovisión indígena del buen vivir. Rafael
Correa en Ecuador habla del buen vivir, y Maduro en Venezuela también,
lo que llaman ahora el socialismo del siglo XXI, pero bien sabemos que
no es más que capitalismo de estado, con la extracción de materias
primas en territorios indígenas como pilar fundamental de la economía,
es por esto que yo soy bien crítico de estos procesos.
Volviendo al tema, en el modelo mapuche
no existía el afán de la acumulación, sino más bien se buscaba la
reciprocidad. El trueke, llamado Txafkintun por los mapuche, estaba
presente en nuestro modelo económico. Nuestro territorio se extendía
desde el atlántico al pacífico, por lo que la diversidad de productos en
cada zona era tremendo. Era tan importante esto para la economía
mapuche, que en el siglo XVII hay crónicas que relatan a la nación
mapuche como un territorio repleto de caminos, cosa que se mantiene
hasta la actualidad, siendo la Araucanía la región con mayor cantidad de
rutas en todo Chile, esto es porque tenías un pueblo que veía la
necesidad de tener una amplia red de caminos para el flujo comercial y
de bienes y servicios. Entonces, ¿Cómo un pueblo tan atrasado, bárbaro
como se nos relata, que andaba a poto pelado comiendo maquis, iba a
tener una amplia red de caminos y un comercio fluido y gigantesco? Por
algo la platería mapuche es una de las más ricas de la América colonial.
La orfebrería y el uso de metales dan cuenta de una sociedad avanzada, y
la gente no sabe que estas expresiones también tienen un significado
cultural, de protección ante energías. Todo esto, no lo crea un
territorio pobre, al contrario, la riqueza de un pueblo se refleja en
sus metales. Un pueblo pobre no tiene abundante platería ni sabe
manejarla. Si por algo Chile nos invadió. Los gringos no van a medio
oriente a invadir países pobres, todo lo contrario, ellos saben que son
territorios ricos. En el caso mapuche pasó lo mismo, nosotros teníamos
ganado, tierras cultivables, nuestra plata y muchas cosas más. La
realidad es que Chile invadió el territorio mapuche para saquearlo, esa
es la realidad.
LA ORGANIZACIÓN SOCIAL MAPUCHE
ESA: ¿Cuál es la unidad básica de la organización social mapuche y como esta se proyecta a nivel comunitario?
P. CAYUQUEO: La unidad
básica es el clan familiar. La sociedad mapuche es una sociedad de
clanes familiares, y esto aún no ha cambiado. Cada clan familiar está
relacionado a un territorio y esta identidad cultural se define por dos
elementos: tu linaje sanguíneo, más bien tus apellidos, que en mi caso
son Cayuqueo Millaqueo, y lo define tu Zugun, el lugar de donde viene tu
familia, el territorio. Cuando yo me presento ante otro mapuche
diciendo mi nombre, lo que estoy diciendo es cuál es mi linaje sanguíneo
y cuál es el lugar de donde vengo; así el otro va a decir: ahh él es de
tal zona. Por eso, cuando dices tu nombre, entregas los dos datos más
importantes, y eso hasta el día de hoy determina la identidad nuestra.
Pero ahora, con la urbanización del mundo mapuche, con gente que
conserva uno de los dos apellidos, o en algunos casos no los posee por
su condición mestiza, eso se ha perdido un poco, o más bien hay que
adaptarlo a nuestro tiempo. Hay gente en nuestro pueblo que considera
esto casi como algo sagrado, lo del linaje, cosa que para mí es lo más
absurdo. Yo no creo en la santificación de las tradiciones.
Como bien decía, el clan familiar es la
unidad básica. Esa familia tiene una cabeza, que es el Lonko, y esa es
la autoridad máxima en el caso mapuche. Yo soy miembro de una comunidad
que está en Entre Ríos, cerca de Nueva Imperial y mi bisabuelo y abuelo
eran lonkos de ella. Dentro de ella convivíamos 40 familias, quienes
teníamos una organización en base a asambleas, donde se veían tanto
temas internos como externos.
La justicia también estaba presente allí.
No hay que olvidar que los mapuche también teníamos nuestro sistema
judicial, y creo que el sistema judicial mapuche es más estricto que el
sistema occidental, que para mí es mucho menos estricto. Esto lo creo
por lo siguiente: una sociedad sin estado, sin mecanismo coercitivos
como carabineros o fuerzas armadas, ni fiscales y tribunales, requería
una gran cantidad de normas que fijaran la convivencia, porque de lo
contrario tienes un desastre. El Az Mapu, que es la Ley Mapuche, tiene
un sinfín de normas que tú no puedes pasar a llevar y que garantizan la
convivencia social, y también establecen criterios para sancionar
delitos, faltas y actitudes. La sociedad mapuche era bastante ordenada y
conservadora, en el sentido del conservadurismo entendido como el apego
total a la tradición. Yo creo que este conservadurismo nos hizo ser una
sociedad ordenada, una sociedad bastante utópica en el sentido de que
puede mantener un orden que no requiere de instituciones que te estén
persiguiendo. En la justicia mapuche como no existían las cárceles, lo
que se buscaba era que el victimario retribuyera de alguna forma a la
familia de su víctima, lo cual es de sentido común. ¿Qué sacas con
mantener a un tipo encerrado cinco años y un día, si no le ha retribuido
nada a su familia? En el caso de un asesinato, el asesino debía
trabajarle a la viuda por el resto de su vida, si alguien robó, debe
devolver lo robado, y cuando se repetían bastante los comportamientos,
se los marcaba socialmente con un apellido. Esto se hacía para que la
gente los reconociera y tuviera resguardos de ellos. El apellido
Huincache, muy común en estos tiempos, era mal visto en el siglo XIX,
porque Huinchache significa que se comporta como Winka, y el Winka es el
ladrón.
una sociedad sin estado, sin mecanismo coercitivos como carabineros o fuerzas armadas, ni fiscales y tribunales, requería una gran cantidad de normas que fijaran la convivencia, porque de lo contrario tienes un desastre. El Az Mapu, que es la Ley Mapuche, tiene un sinfín de normas que tú no puedes pasar a llevar y que garantizan la convivencia social, y también establecen criterios para sancionar delitos, faltas y actitudes.
ESA: ¿El Az Mapu, vendría a ser un producto de la convención social entonces?
P. CAYUQUEO: Claro,
eran concensos y acuerdos que se tomaban desde la comunidad para la
convivencia pacífica. Esto demuestra que la sociedad mapuche era una
sociedad donde se conversaba mucho, se parlamentaba, y los mayores
tenían el respeto de toda la comunidad. Aveces desde el lado chileno,
les extraña que la sociedad mapuche no tuviera leyes ni policías,
incluso me lo cuestionan. ¡Pucha, quizás no hacían falta! Los que
critican, están midiendo con parámetros de ellos lo que hace o no hace
falta. Miren a Costa Rica, no tienen fuerzas armadas, y quizás no les
hace falta, entonces, ¿Por qué a nosotros debieron hacernos falta? Esto
demuestra lo complejo de la sociedad mapuche.
ESA: Complejidad que se veía también al nivel macro de la organización social…
P. CAYUQUEO: Así es. La
unidad era el clan familiar, que formaba parte de una comunidad. Un
conjunto de comunidades conforma el Rewe, donde van las comunidades al
Guillatún. En el Rewe pueden entrar varios Lof. Luego, al juntarse los
Lonkos de Rewes, se formaba lo que es el Ayllarewe, que vendría siendo
como una provincia. Al juntarse varios Ayllarewe, con identidad
territorial común, formabas el Futalmapu, el gran territorio, y los
cinco Futalmapu le daban forma a lo que es el Wallmapu. Esa era la
estructura social y el modo de gobierno.
Esta forma de gobierno era federativa, ya
que existía una voluntad de los líderes de todos los territorios para
establecer acuerdos y patrones comunes. La idea avanzada de esto podemos
verlo en la Confederación Mapuche, impulsada por Calfucura en el siglo
XIX. Allí se le puso nombre occidental al territorio, proyecto que duró
muy poco debido a la invasión. Yo creo que esa sociedad era mucho más
avanzada de lo que tenemos en la actualidad.
Mi abuelo despreciaba la democracia. No
le gustaba. Decía que era absurdo que, poniendo el ejemplo de cien
personas, el cincuenta más uno decidiera al próximo líder, mientras que
los otros cuarenta y nueve te harían la vida imposible. ¿Cómo era en
nuestro caso? Mientras esas cien personas no estuvieran de acuerdo en
algo, la discusión no terminaba, no se levantaban de la asamblea hasta
que todos estuvieran conformes con el resultado. Esa forma de gobierno
es totalmente distinta a la que tenemos ahora, es completamente
distinta.
ESA: Resulta
bastante interesante escuchar esto, más aún en vista de que los
planteamientos federalistas y la búsqueda del consenso, junto con la
autonomía del individuo, son pilares fundamentales dentro de lo que
proponemos nosotras y nosotros como anarquistas.
P. CAYUQUEO:
Es que en el mundo mapuche, la libertad es un pilar fundamental de la
sociedad. Cuando tú asumes la posición de que debes convencer al otro, y
debes hacerlo con algo tan noble como la palabra, como el debate, tú
tienes una sociedad en donde la libertad se ve en su más alta expresión.
El ejercicio de esto requiere un nivel de debate tremendo, por algo los
parlamentos duraban semanas, incluso meses.
Esta tradición del conversar sigue
presente en todas las comunidades, esto a pesar de todas las
intervenciones que hemos tenido, como la de la iglesia, el estado con su
justicia, leyes y clase política entre otras. Esas instituciones no han
influido en mucho, y hasta el día de hoy las comunidades se
autogobiernan con los principios que siempre han tenido y eso es porque
la cultura es tan fuerte, tan grande, que se interpone a todo.
Yo he estado reporteando en varias
comunidades donde hay personas con ideas más cercanas a la izquierda
revolucionaria, muchos de ellos buscados por la justicia, donde ves como
ellos chocan muchas veces con la comunidad. Sucede que ante alguna
acción, así como hay algunos que buscan ejecutarla a toda forma, otros
quieren conversar con el dueño u otros incluso esperar lo que diga el
gobierno, y la imposición de estas formas, genera tensión en las
comunidades. Voy a que, en muchos casos, ves a personas de la izquierda
revolucionaria que llegan como “iluminados”, teniendo la verdad, y si
uno no está de acuerdo con ellos se le trata de traidor, de yanacona, de
fascista, de derecha, por lo que se ve un choque cultural, ya que en
nuestra cultura no nos tratamos entre nosotros de traidor, yanacona o
fascista, sino que discutimos el tema hasta que haya un consenso.
Mi abuelo despreciaba la democracia. No le gustaba. Decía que era absurdo que, poniendo el ejemplo de cien personas, el cincuenta más uno decidiera al próximo líder, mientras que los otros cuarenta y nueve te harían la vida imposible. ¿Cómo era en nuestro caso? Mientras esas cien personas no estuvieran de acuerdo en algo, la discusión no terminaba, no se levantaban de la asamblea hasta que todos estuvieran conformes con el resultado. Esa forma de gobierno es totalmente distinta a la que tenemos ahora, es completamente distinta.
Estas formas de relacionarnos, tanto a
nivel económico como social, se perdieron en algún momento, pero ahora
los más jóvenes se han encargado de recuperarlas. Alguien me podrá
decir: Pero pedro, el trueke no serviría en nuestro tiempo, y es cierto,
pero en la actualidad hay modelos que se acercan a lo que buscábamos
como mapuche, que no es un modelo ni capitalista ni socialista. El
cooperativismo, es un modelo que se acerca bastante a lo que
proponemos, ya que parte por el principio de la reciprocidad, muy
importante para nosotros. Creemos que este sistema se acerca mucho al
sistema que debiera tener una comunidad ya que es sustentable, es
sostenible, podemos integrar elementos del medio ambiente, podemos
plantear un modelo económico en el que el lucro no sea el fin. En la
actualidad hay modelos económicos muy exitosos que se acercan bastante a
lo que buscamos.
El trueke, tan mal visto, sigue siendo
utilizado en muchos lugares de Chile. En Santiago se hacen ferias del
trueke todos los fin de semanas.
ESA: Acá en Antofagasta también se hacen ferias de ese tipo, y son bastante regulares.
P. CAYUQUEO: Incluso
ahora en el sur, en la zona de Lonquimay, todos los años se hace un
Txafkintun gigantesco donde llegan los Lafkenche con todos sus productos
del mar, a intercambiarlos por piñones y ovejas. Esta tradición es tan
antigua, que ahora llegan en camionetas y no caballos. Por eso yo soy
bastante optimista de la recuperación de estas tradiciones, porque
benefician no tan solo al mapuche, sino que a la gente no mapuche
también, gente que está bastante oprimida, por lo que se encuentran en
constante búsqueda. Y es que en el mundo indígena hay visiones de mundo
que pueden dar respuesta a problemas actuales. Debemos ampliar el
discurso y también entender que hay sectores de la sociedad chilena que
están mucho peor que nosotros.
También hay que avanzar en cuanto a
propuestas. Sucede mucho que dirigentes mapuche se quedan con la
consigna de la recuperación de las tierras, de expulsar a las
forestales, pero cuando recuperan la tierra, ¿Qué es lo que hacen con
ella? ¿Qué sentido le dan a una economía local en ese territorio, o la
arriendan a Mininco de nuevo? Porque eso ha pasado, hay zonas donde las
tierras han vuelto a arrendarse a las forestales, porque la gente no
tiene más herramientas para sobrevivir. Por eso yo creo que el gran
salto que debe haber, es que la gran masa calificada mapuche,
profesionales principalmente, comience a tomar estos problemas y
planteen la utopía nuestra, el volver a las formas de antes.
LA MARTIRIZACIÓN DE LOS Y LAS GUERRERAS MAPUCHE
La reivindicación a Matías debería ser más en la acción que en la palabra.
ESA: Pasando a temas
más actuales, ¿Cuál es la opinión que se tiene de los caídos de los
últimos años, poniendo el caso de Matías Catrileo, donde se le ha visto
casi como un mártir?
P. CAYUQUEO: El
caso de Matías todavía nos duele a nosotros los mapuche, y nos duele
porque aún nos trae una serie de consecuencias. Matías es un caso más de
una realidad que está pasando hoy en la zona sur, que es el retorno de
los jóvenes urbanos al territorio, para conectarse con su gente, con su
cultura y sus raíces, junto a la búsqueda de una identidad genuina. Yo a
Matías lo conocí en el Hogar Indígena de Temuko, y tenía todas las
características de un muchacho de ciudad: tú lo veías y parecía un Winkita,
como se dice en el sur, y además como era punki, más parecía un joven
de ciudad. Yo estoy seguro de que más de una vez sufrió de bulling
Mapuche, porque eso existe también.
Él era un joven muy vinculado a la acción
social, a militancia en la Universidad y con la gente en las
comunidades. Con el apoyo a los presos políticos empezó a vincularse más
con las comunidades, especialmente la de las zonas cercanas a Temuko,
en Vilcún. Y bueno, ayudando a las comunidades a él le tocó ser
asesinado en un proceso de reivindicación de tierras, en donde
claramente hubo una ejecución extrajudicial; así la defino en mi libro y
es el concepto que utiliza Amnistía Internacional para casos como este.
Con respecto a lo otro, yo tengo una
diferencia con el concepto del mártir. El mártir es una cuestión muy
cristiana, muy católica incluso, y yo no estoy de acuerdo con que se le
llame mártir a Matías, no me gusta, y creo que él mismo estaría en
contra de eso. Yo a Matías lo defino como un luchador social que ha dado
un ejemplo a muchos de compromiso y que debe ser reivindicado a través
de la acción cotidiana, sea el mundo territorial, laboral o familiar. La
reivindicación a Matías debería ser más en la acción que en la palabra.
Eso de crear un panteón de mártires lo encuentro ridículo, casi fuera
de lo cultural.
VINCULACIÓN CON EL PUEBLO MAPUCHE
ESA: ¿Cómo podrían
elaborarse canales de comunicación y coordinación entre comunidades y
grupos disidentes a esta forma de concebir el mundo?
P. CAYUQUEO: Las
comunidades son muy abiertas a recibir gente. El trabajo voluntario
sirve mucho, por lo que hay formas en las que el mundo libertario podría
acercarse al mundo mapuche. Ahora se están haciendo internados
lingüísticos en el sur, hay una federación mapuche bien activa; hay
canales de comunicación. Pero por otro lado hay que entender que yo sí
puedo distinguir entre ideologías, porque he tenido acceso a la
educación, he ido a la universidad, pero el dirigente de base no sabe de
eso, por eso hay que tener mucho cuidado con ello. De todas formas es
un espacio interesante donde construir algo bueno.
La idea es nunca tomar a los Proudhom o a los Bakunin como dogmas. Los principios federativos de Proudhom se acercan mucho a lo que proponemos, y así muchos autores que nos pueden ayudar.
La experiencia del magonismo en México,
fundada por los hermanos Flores Magón, ambos periodistas, quienes hacían
un periódico ácrata, para mí es muy enriquecedora. Ellos hicieron en el
anarquismo lo que hizo Mariategüi en el marxismo, quién fue fundador
del marxismo andino. Ahí ves dos ejemplos, uno desde el mundo ácrata y
otro desde el marxismo, de relectura de los clásicos adaptándolos a
nuestra realidad. Por eso, cuando veo a cabros de la Jota o de otros
grupos, tan cerrados y tan cuadrados, racistas muchas veces, les digo
que lean a Mariategüi, que dejen de leer teorías económicas de la Europa
post industrial y se adapten más a la realidad local. La economía
chilena se sostiene en base a materias primas, tienes muy poca
industria, salvo la minería en esta zona, el acero de la octava región y
el petróleo de Magallanes. En esos casos es aplicable ese análisis.
Pero en el resto del espectro laboral ves precarización,
subcontratatados, leyes que favorecen al empleador. Ahí ves que hay que
darle una vuelta a la cosa y crear algo nuevo, y desde el mundo
libertario yo creo que la pelota está dando bote, incluso a nivel
indígena pasa. La estructura social nuestra no es tan distinta a la que
tenían los pueblos Aymaras y los Lickan Antai, por lo que es posible
construir un relato propio.
La idea es nunca tomar a los Proudhom o a
los Bakunin como dogmas. Los principios federativos de Proudhom se
acercan mucho a lo que proponemos, y así muchos autores que nos pueden
ayudar. Yo tuve el privilegio de entrevistar a Noam Chomsky en Temuko el
año 2005. Yo era estudiante de Periodismo, y a él lo leía no tan solo
por sus ideas, sino que porque era uno de los teóricos más importantes
en lingüística. A pesar de la diferencia de idioma, las cosas que decía
eran muy lúcidas, hacía un muy buen análisis de lo que es la sociedad.
Cuando le comenté que yo era indígena, me dijo: bueno, ahora yo quiero
hacerte las preguntas. Él me decía que los pueblos indígenas ya tenían
todo resuelto, mientras que el mundo occidental era el llamado a
resolver sus problemas. Los indígenas ya tenían formas de gobierno,
tenían una estructura social y convivían en libertad. Por eso, las ideas
deben ser adaptadas a la realidad territorial, sin dogmatizarlas ni
santificarlas nunca.
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