INGA DE LIBERACION DE LA KIWE UMA (MADRE TIERRA)
CORINTO, TERCER PUNTO GUANABANO – LUNES 29 AGOSTO DEL 2016
La acción directa y liberación de la Madre Tierra en el norte del
Cauca no se detienen -ni detendrán-. El día lunes 29 de agosto se
realizó una Minga en “El Guanábano”, Corinto, que es el tercer punto de
liberación que se han generado en el municipio. A tempranas horas de la
mañana, cuando el sol ya empieza a calentar, el pueblo nasa, habitantes
de la localidad y algunos medios libres, se dieron cita en este punto
para preparar el arduo trabajo de retirar la caña y preparar la tierra
para la siguiente jornada de siembra. Para llegar hasta allí, se
encuentran pequeños camiones o motos, que se adentran en la zona;
algunos osados prefieren caminar, más o menos casi una hora. De camino
hacia el Punto Tres, se respira un aire pesado. De fondo, el paisaje
dibuja nubes densas y el olor a quemado aumenta con los kilómetros y se
alcanzan a ver vestigios de Caña que caen. De un momento a otro se
pierde la carretera y empieza una vía sin pavimentar, delimitada de lado
a lado por extensos cultivos de caña, grandes hectáreas que desdibujan a
cualquiera que la esté cortando. Esta es utilizada en su mayoría para
la producción de biocombustibles.Como hermanos menores que somos, pero también como hijos de la Madre Tierra, reconocemos que es necesario el sentar palabra con los Tatas pero también con la comunidad en general esto con el fin de caminar bajo un mismo principio de unidad. Es por esto que un grupo de jóvenes nos hemos reunido impulsados por un sentimiento de solidaridad y apoyo hacia los procesos de base que se están efectuando no sólo dentro de las periferias urbanas, sino también, en los distintos territorios rurales con nuestros hermanos Afrocolombianos, Indígenas y Campesinos; para lograr así, el sueño compartido de un sistema comunitario que recoja todos los principios fundamentales para la digna vida del pueblo Colombiano, es decir, que no solo se defienden los justos reclamos que se han hecho durante los últimos años al estado por parte de nuestros compañeros Nasas, sino que nos encontramos comprometidos por la transformación de las tristes realidades de nuestro país.
Hoy en día las comunidades indígenas se enfrentan no solo al despojo de sus tierras sino a la terrible masacre cultural que se ha venido presentando con el actual mundo moderno y la globalización, muestra de ellos es ver como la agricultura en Colombia ha perdido su valor ancestral y cultural. La agricultura, uno de esos primeros atisbos de nuestra naturaleza humana, en tanto método de afectar la naturaleza en aras de producir para el bien común y la subsistencia, se ha perdido precisamente por la constante mercantilización de la vida, generando un conjunto de individuos confundidos en tanto a su propia esencia; desde 1970 cuando se empieza a plantear la idea de un plan de vida en los territorios, se habla no solo de un mandato político para los distintos pueblos sino también una forma de permanencia cultural y espiritual del ser en armonía con la Madre Tierra, es por esto que los ancestros inculcaron valores como el respeto hacia ella y junto a esta aprender la escuela de la agricultura, pues para las comunidades el territorio es más que solo tierra, sus saberes y cosmovisión se viven en ella; ejemplo de este caminar de los Mayores es el desarrollo de las huertas caseras o mejor dicho “Yatul” esta fortaleza que interioriza principios como la convivencia, responsabilidad, tolerancia, solidaridad y el trabajo como sueño colectivo presente en cada principio de vida construidos bajo el primer mandato “Recuperar la tierra para recuperarlo todo” la identidad, unidad, tierra, cultura y autonomía que se fortalece y vive plenamente por medio de la MINGA.
Estos proceso de resistencia precisamente porque causan escozor al orden imperante, porque se autodeterminan como actores constructores de su propia sociedad, generan respuestas como las ya antes mencionadas, o incluso otras como las que se presentaron el lunes, cuando fueron asesinados cinco habitantes del Cauca, dos indígenas A’wa, y tres campesinos del macizo. Así que el llamado es a boicotear estas acciones, a pedir la intervención de organismos defensores de derechos humanos, y solidarizarnos con la lucha de los indígenas que todo esto solo muestra es que se debe profundizar lo mayor posible, la liberación de la madre tierra, y que esta no solo se quede en lo rural, sino que también desde la urbe, debemos empezar a liberar la madre tierra desde todos los rincones. Porque la ciudad también es un conjunto de rebeldías.
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