Aana Wainjirawa
La frontera, para el pueblo wayúu, está cerrada hace rato por acuerdo de ambos gobiernos en el común interés de aprovechar la crisis para desplazarlos de sus territorios un poco mas y así avanzar el el viejo plan minero del capital transnacional. Los acuerdos entre ambos gobiernos son repartirse a los wayúu, cada quién con los suyos, en un intento de subordinar con la mendicidad y el hambre a los wayúu en ambos lados de la frontera.
Uno de los acuerdos de Cartagena firmando con Santos es el de la colaboración en inteligencia militar y policial plena, este solo vino a confirmar lo que es una práctica de la costumbre entre las policías y ejércitos de ambos lados de la frontera en este y anteriores gobiernos. Desde el tiempo de Uribe-Chávez están ambos gobiernos ejecutando proyectos de infraestructura para las transnacionales que desplazan al pueblo wayúu, como el gasoducto transguajira de PDVSA-Gas.
La frontera, para el pueblo wayúu, está cerrada hace rato por acuerdo de ambos gobiernos en el común interés de aprovechar la crisis para desplazarlos de sus territorios un poco mas y así avanzar el el viejo plan minero del capital transnacional. Los acuerdos entre ambos gobiernos son repartirse a los wayúu, cada quién con los suyos, en un intento de subordinar con la mendicidad y el hambre a los wayúu en ambos lados de la frontera.
Uno de los acuerdos de Cartagena firmando con Santos es el de la colaboración en inteligencia militar y policial plena, este solo vino a confirmar lo que es una práctica de la costumbre entre las policías y ejércitos de ambos lados de la frontera en este y anteriores gobiernos. Desde el tiempo de Uribe-Chávez están ambos gobiernos ejecutando proyectos de infraestructura para las transnacionales que desplazan al pueblo wayúu, como el gasoducto transguajira de PDVSA-Gas.
Mientras se persigue
a los que compran y transportan para su familia alimentos, y a los
contrabandistas pequeños, los contrabandos de los militares y
empresarios vinculados a la política pasan todas las alcabalas
fronterizas.
Por eso nos preguntamos ¿cómo podemos erradicar el
paramilitarismo con el concurso de las fuerzas policiales y militares
que lo fomentan?.
Por otro lado no pedimos ya (que importa lo que
pida uno, que importa lo que pidas tu), ni pedimos hace rato una
solución de Estado a los problemas, pues sabemos que los principales
operadores del bachaqueo, del contrabando de extracción y de los grandes
y verdaderos negocios de la fuga de divisas están en manos de los
militares corruptos que ejecutan las medidas de cierre. ¿podemos
pedirles garantías a estos perros de presa de las corporaciones del
crimen para que una medida de cierre tenga resultados trascendentes o
garantías y que no violen los derechos de los pueblos para convertirlos
en chivos expiatorios delos delitos que ellos cometen?
El
bachaqueo no es un derecho humano, pero sobrevivir y resistir es nuestro
derecho así no encaje en el pequeño mundo emocional de la clase media
que espera que se gobierne.
Lo que está en el interés del poder
al cerrar la frontera es crear la apariencia de que el crimen tiene sus
perseguidores y que se puede contener dentro de la gobernabilidad y
las regulaciones, la terrible crisis de pranización y cartelización del
estado y de sus cuerpos de seguridad.
Esta situación encaja
perfectamente en los planes imperiales de dominación de la región y el
asunto en que nos debatimos desde los movimientos sociales es si
realmente tiene sentido apostar al estado gobierno, cada vez mas
disuelto y desmantelado por decreto de quienes lo inventaron como
mecanismo de dominación, o decidirnos, cómo ya se han decidido muchas
organizaciones y pueblos en todo el continente a construir una identidad
de resistencia distinta a la que nos propuso la izquierda clientelar en
el poder, en una variable de los esfuerzos de enclave militar y de
reordenamiento territorial que ya lidera la derecha.
Parece aún
complicado, pero no será larga la espera en que la mirada de la mayoría
de las gentes vea desde una soberanía distinta a la de las fronteras,
los gobiernos y carteles que operan en ellas con frialdad genocida y con
absoluta coherencia. Los pueblos fronterizos ya hace rato ven desde si
mismos.
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